martes, 24 de junio de 2008

Arco de triunfo de Tito


Obra: Arco de Tito
Fecha: Siglo I d.C. (año 81)
Estilo: Romano, periodo imperial
Técnica: Mármol

El arco de triunfo de Tito es el más antiguo de los que se conservan en Roma. Está montado sobre un alto podio o basamento, sobre el que se alza el muro, principal elemento sustentante. A él se adosan unas semicolumnas de carácter decorativo rematadas con el capitel compuesto. El vano central está formado por un arco de medio punto.
Como novedad romana, se une el sistema de arco, de fuerzas laterales, inspirado en obras etruscas, y el sistema adintelado, de fuerzas verticales, de inspiración griega. En el fondo, esto es una contradicción, pues cada uno presenta fuerzas de distinto signo. Sin embargo, el romano, con su originalidad, sabrá sacar de esta forma gran partido; basta ver cómo se aplica este esquema de arco de triunfo en la fachada del Coliseo, por ejemplo.
Se trata de un arco sencillo, sobre todo comparado con los más monumentales que se levantarán después, los de Septimio Severo y Constantino. A pesar de ello resulta de gran elegancia y notoriedad, con sus más de 15 metros de altura.
La decoración del conjunto, sobre todo la escultórica, es muy interesante. En las enjutas, espacios comprendidos entre el arco, el dintel y la columna o el muro, están esculpidas unas Victorias que llevan estandartes y se lanzan hacia la piedra clave. 

En el entablamento, el arquitrabe tiene tres bandas sencillas. En el friso se representa el desfile triunfal de las tropas romanas,
La cornisa soporta el ático. Aquí se lee y, es original, la dedicatoria del arco al Divino Tito Vespasiano Augusto que realiza el Senado y el pueblo romano. 
 
 SENATVS
POPVLVSQVE·ROMANVS
DIVO·TITO·DIVI·VESPASIANI·F(ILIO)
VESPASIANO·AVGVSTO
 Que traducido, dice: «El senado y el pueblo romano [lo dedican] al divino Tito Vespasiano Augusto, hijo del divino Vespasiano».
 

El intradós de la bóveda de cañón está adornado con casetones cuadrados. En lo alto del intradós del arco un relieve muestra a Tito transportado por un águila a los cielos, una clara alusión a su apoteosis (divinización después de la muerte).
 
 
 En los relieves que se encuentran en dos frisos en el interior del arco, a derecha e izquierda, se relatan varias hazañas de Tito. En uno de ellos se recuerda la victoria de Tito sobre los judíos, cuando aún era lugarteniente de su padre, Vespasiano. No fue fácil aquella campaña y supuso una satisfacción el triunfo sobre el nacionalismo judío, que fue aplastado definitivamente. Con ello se forzó al éxodo al pueblo judío, se destruyó Jerusalén y su Templo, cuyo botín se trasladó a Roma entre grandes festejos. En el otro relieve se narra la llegada a las puertas de Roma del emperador con los trofeos sagrados conquistados a los judíos para exhibirlos como botín. Estos relieves son un paradigma del relieve histórico romano.
 

El arco nos da una de las pocas representaciones de los objetos del Templo. La menorá (candelabro de siete brazos) y las trompetas están representadas con claridad. Se convirtieron en símbolo de la diáspora judía. La menorá representada en el arco fue el modelo para la menorá del emblema del estado de Israel.​
 

Los arcos de triunfo y las columnas monumentales son las dos construcciones más características de la arquitectura conmemorativa romana. Esta construcción responde a una tradición antigua, cuando el Senado romano los erigía para celebrar los triunfos militares y las victorias de sus generales más famosos. La mayoría eran de carácter provisional y servían para potenciar escenográficamente a su paso el desfile de las tropas victoriosas. Posteriormente tomarán un carácter conmemorativo, por lo que se construirán con intención de perdurabilidad, y por tanto con materiales nobles como el mármol o la piedra.
Aunque su cronología es discutida, parece que fue realizado hacia el 81 d.C., poco después de la muerte de Tito. El arco fue incorporado durante la Edad Media a la fortificación de la ciudad de Roma, lo que contribuyó a su conservación. En el siglo XVII se encontraba en un estado ruinoso, y tan solo se conservaba el arco central con los relieves dañados tal como se aprecia en el grabado de Giovanni Battista Piranesi en1725. Fue restaurado por primera vez a comienzos del siglo XIX.



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