jueves, 21 de mayo de 2009

Catedral de León

Obra: Catedral de León, puerta oeste 
Autor: Maestros Enrique y Juan Pérez  
Fecha: Mediados del XIII. Las obras continúan hasta el XV.  
Estilo: Gótico 
Técnica:
Construida en piedra; tiene numerosas vidrieras

La catedral de León, la Pulchra leonina, es un ejemplo muy representativo de la introducción del gótico francés en España; imita a la catedral de Reims. Es la más francesa de las grandes catedrales españolas (Burgos y Toledo) del XIII.

 
La planta de la catedral de León es basilical en forma de cruz latina. Tiene tres naves de cinco tramos separadas por pilares compuestos, aunque por la disposiión de la cabecera, parece que deberían ser cinco las naves a realizar. Posee un amplio  transepto, también de tres naves, de cinco tramos con un gran crucero en el centro.
La separación de los tramos hace que esta catedral tenga amplios ventanales con grandes
vidrieras, con lo que consigue una iluminación interior no superada por ninguna otra construcción gótica.
A la girola, que rodea al ábside principal, se abren cinco capillas poligonales en disposición radial. Es un tipo de
cabecera llamada macrocéfala por lo importancia que se da a esta zona de la construcción. Dos capillas rectangulares cierran la girola.
La cubrición se realiza con bóvedas de nervios o de crucería. El ábside presenta la cubrición clásica del gótico: a partir de una piedra clave, salen nervios de forma radial. En la girola las bóvedas de crucería ocupan espacios trapezoidades
Los pilares compuestos sirven para separar las naves y para soportar el peso de las bóvedas.
Como se observa, tanto en la planta como en el alzado de la fachada, a los pies de la iglesia hay dos torres separadas de las naves laterales. Esta forma de colocar las torres es una originalidad que no se observa en las catedrales francesas de Reims y Amiens con las que se relaciona. No se levantan sobre los últimos tramos de las dos naves laterales, como es lo tradicional, sino que son independientes. Las plantas bajas de las torres se abren como capillas en el interior del templo.
En la fachada, además de la diposición de las torres, vemos que entre las torres y el hastial  hay arbotantes que, volando sobre las naves laterales, trasladan los empujes de la alta cubrición central a los estribos exteriores.
Cuenta con un rosetón con tracerías radiales y cuatro ventanas enmarcadas por ojivas que hacen las veces de arcos de descarga y que sirven para iluminar el interior de la nave central. Esta catedral es apreciada por las vidrieras que cierran los enormes ventanales de la nave central y del transepto.


La luz que penetra por estos vanos sirve para iluminar la nave central.


En la parte inferior encontramos la triple arcada de arcos apuntados con un pórtico que protege las esculturas de cada pórtico.
En
el tímpano central, presidido por la figura de Cristo, el programa iconográfico está dedicado al juicio final.La portada central tiene en el mainel (parteluz) la figura de la Virgen Blanca.
 

(Imagen original, hoy en el interior del templo. En el exterior hay una copia). 

Al contemplar la obra en alzado, tanto en el interior como en el exterior, se ve cómo se consiguen con maestría las dos características propias de la arquitectura gótica: la búsqueda del sentido ascensional y la luminosidad, la abundancia de luz en el interior del templo.
 
Imagen tomada exactamaente en el crucero. A ambos lados de la nave central, las naves que continúan la girola. En los extremos a la derecha e izquierda, tramos de la cabecera macrocéfala.

En el interior se aprecia el esquema constructivo clásico de las grandes catedrales (ver la imagen de "Alzado gótico" en este mismo blog). El esquema tripartito se ve en el alzado de la nave central. Sobre la arcada con arcos apuntados u ojivales montados sobre pilares compuestos, se levanta el triforio o andito y encima el clarestorio con sus ventanales cerrados con vidrieras de colores.

 
El triforio es una galería estrecha decorativa que recorre toda la catedral; no hay que confundirla con la galería, que es más amplia. En los comienzos era opaco, pero después se abrió para colocar vidrieras que lo iluminaran.

Como elementos sustentantes encontramos una arquería con arcos formeros ojivales que descansan en pilares compuestos formados por baquetones (columnillas finas) que sirven, además, para separar la nave central de la lateral.
La parte sustentada, parte superior, está formada por bóvedas de nervios o de crucería cuatripartitas.  
El ábside se cubre de forma radial a partir de una piedra clave.

 

Las naves laterales, más bajas que la central, se cubren con bóvedas de crucería cuatripartitas. En la girola las bovedas de crucería son trapezoidales, para poder dar la vuelta.
Hay una perfecta correlación entre las fuerzas sustentantes y las sustentadas, lo que permite al espectador apreciar la verticalidad del edificio, al prolongar, sin solución de continuidad, los baquetones con los nervios de las bóvedas. De esta manera se logra la sensación de verticalidad, aunque la altura efectiva no sea demasiada.
La creación de un espacio diáfano se consiguió al eliminar el muro bajo las bóvedas. Esta desmaterialización de los muros es una de las características más célebre de esta catedral. El cierre de esos vanos con magníficas vidrieras consiguió crear un espacio interior acorde con las búsquedas espirituales del gótico. El muro de piedra ha dejado de ser opaco y oscuro como en el románico y se ha convertido en un muro traslúcido. 
 

La luz crea un espacio simbólico, coloreado y cambiante, con connotaciones de profundo carácter religioso, que se diferencia claramente de la iluminación del exterior. Este conjunto de vidrieras está a la altura de las vidrieras de las que poseen las catedrales de Amiens, Chartres o Reims.
La catedral, sede del obispo de la ciudad, cobra en el siglo XIII una dimensión extraordinaria. Las ciudades han resurgido con gran importancia en el terreno político. Por eso empezarán a construirse catedrales en las ciudades a finales del XII y comienzos del XIII, como la mejor ofrenda que puede hacer una ciudad a Dios.
El nuevo modo de construir en Francia debió influir, durante el reinado de Fernando III el Santo, en dos figuras importantes dentro de la historia de España: Don Mauricio, obispo de Burgos, y en Rodrigo Ximénez de Rada, obispo de Toledo, que promovieron la construcción de catedrales dentro de este estilo en sus sedes episcopales. La catedral de León fue levantada por Martín Fernández, su obispo, un poco más tarde que aquellas.
Esta catedral ha tenido muchos problemas estructurales (levantada sobre unas termas romanas lo que dificultó la buena cimentación de los pilares) y de material que se manifiestan ya a partir del siglo XV. Y esto ha originado fallos de sustentación que duran hasta nuestros días. En las últimas décadas del siglo XX se trabajó en reforzar las estructuras y en el tratamiento y limpieza de la piedra (tiene el llamado mal de piedra que corroe sillares, gárgolas, arbotantes, etc.) con las más novedosas técnicas. Al mismo tiempo se está llevando a cabo la restauración y consolidación de las vidrieras.
 
 

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