martes, 14 de agosto de 2012

Basílica de Majencio

Obra: Basílica de Majencio o de Majencio y Constantino
Fecha: Comienzos del siglo IV
Estilo: Romano, época imperial
Material: Mármol

La basílica romana solía ser una gran sala rectangular de una o más naves, siempre en número impar. Cuando había varias naves, la central era más ancha y alta que las otras. Al ser más alta, se abrían vanos en ella para iluminar el interior del recinto. En uno de sus lados cortos se encontraba una exedra o ábside para la presidencia; se entraba al recinto por el lado opuesto. Su uso era muy variado. Podía servir para mercado, transacciones financieras y, más ordinariamente, para administrar la justicia. En concreto esta estaba dedicada inicialmente a tribunal de justicia.
Será el emperador Majencio quien patrocina esta colosal construcción, si bien Constantino después de la batalla de Puente Milvio y de su acceso al poder, introducirá algunos cambios de importancia.
La basílica era de tres naves y tenía la estructura que hemos comentado antes. La cubrición de esta construcción es de lo más interesante. La nave central, formada por tres tramos, estaba cubierta con una bóveda de arista (dos bóvedas de cañón que se cruzan) en cada tramo, que repartían el peso puntualmente a sendos contrafuertes. El espacio entre estos gruesos contrafuertes se aprovechó para cubrirlos con bóvedas de cañón, que van en sentido transversal a la nave central. Estos espacios constituían las naves laterales. Gigantescas columnas estriadas de mármol simulaban soportar el peso de las bóvedas centrales. 
 
 
Pero el principal elemento sustentante era el muro, por lo que las columnas tenían, y no era raro en el arte romano, una función meramente decorativa, no de sostén. 
 

Los gruesos muros que hacían de contrafuertes permitieron abrir en ellos puertas para pasar por las naves laterales mientras en la nave central se estaban celebrando juicios o reuniones. Se evitaba así el colapso funcional del edificio.
La decoración del edifico se realizaba con las columnas y con los casetones con que se adornaban las bóvedas de cañón. Este artesonado tenía una doble función, técnica, menos peso de la bóveda y más económica, y estética, pues era más decorativo. 
 
El exterior y el interior presentaban un contraste acentuado. El interior era de un lujo desbordante, destacando la grandiosidad de las bóvedas con su altura (35 ms) y los casetones que la adornaban. El revestimiento era muy lujoso, a base de placas de mármol y estuco. Además, la luz que entraba por amplios ventanales y que iluminaba todo el interior, acentuaba aún más la sensación de amplitud. Fue novedad el uso del ladrillo cara vista, monocromo y austero; pues si es de buena fábrica, no necesitaba del revestimiento del mármol ni del estuco pintado
La derrota de Majencio en el Puente Milvio puso la basílica al servicio del vencedor, Constantino, y se introdujeron algunos cambios. Se construyó, en el lado norte, un nuevo ábside en la estancia central, y en el lado sur una puerta precedida de un pórtico de seis columnas de pórfido, material predilecto de la época. El ábside primitivo fue destinado entonces a la colosal estatua de mármol y bronce dorado de Constantino, y la mesa del tribunal de justicia pasó al ábside acabado de construir.
El origen de esta basílica tiene un motivo claramente propagandístico. Majencio la concibió como sala de recepción imperial y no solo como tribunal de justicia. La intervención de Constantino sobre el mismo edificio tras su victoria no es sino reflejo de querer imponer su poder también en este aspecto, reflejo de lo cual fue su imponente estatua.
El éxito de este modelo hizo que su estructura se convirtiera en referencia para las iglesias paleocristianas, sobre todo en lo que se refiere a su orientación longitudinal con pórtico de entrada, nave principal y ábside en la cabecera.
En la actualidad solo se conserva una parte de la Basílica de Majencio, concretamente una de las naves laterales, la del ala norte, que conserva sus tres tramos cubiertos con bóvedas de cañón transversales y el ábside abierto por Constantino, sobresaliendo en lo alto restos de los grandes contrafuertes de apoyo.
 
 
 

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