domingo, 30 de septiembre de 2012

El emperador Justiniano

 

Obra: Justiniano, mosaico en San Vital (Rávena)
Fecha: Realizado entre los años 546-548
Estilo: Bizantino, Primera Edad de Oro
Material: Teselas de colores variados

El mosaico representa, en actitud oferente, al cortejo imperial del emperador Justiniano y su corte. Es un retrato oficial y colectivo que se hace en un interior anodino en el que ningún espacio es reconocible, por lo que la atención se centra en las figuras y en los símbolos. 
El conjunto está representado en tres partes: a nuestra izquierda, el ejército; en el centro, el gobierno o administración, y a nuestra derecha, la Iglesia con su obispo al frente. 
Si nos fijamos en el número vemos que mientras en el Gobierno y en la Iglesia hay tres individuos, en el Ejército se quiere resaltar la idea de que las tropas son innumerables y por eso se colocan unos detrás de otros. El emperador no entra en estas categorías; está por encima de todas ellas.
Dos figuras destacan sobre las demás. Una, el emperador Justiniano, situado en el centro y que pisa con su pie derecho al general Belisario, el conquistador de Rávena para el Imperio Bizantino en el año 540, y que está detrás de él, a su derecha. Pisar el pie es un gesto de superioridad jerárquica. Más atrás se encuentra un funcionario, y al fondo están los miembros de la guardia personal del emperador armados con lanzas y un escudo. Son jóvenes e imberbes, y visten de corto como los legionarios romanos. 
La otra figura destacada es la de Maximiano, obispo de Rávena, mano derecha del emperador en temas religiosos, con el nombre sobre su cabeza. Va vestido con túnica talar, casulla y estola. 
Entre el emperador y el obispo, detrás de ellos, se encuentra Juliano Argentario, tal vez banquero local que dirigió la construcción o un platero, de ahí lo de argentario. A la izquierda del obispo vemos a dos cargos eclesiásticos pero sin casulla ni estola.
El mosaico está cargado de símbolos. Las figuras, todas masculinas, representan el poder terreno y el poder divino. El emperador, en el centro, símbolo de la unión de ambos poderes, destaca por la clámide o capa púrpura, color reservado para los emperadores, sujeta con una enorme fíbula de oro y piedras preciosas. La cabeza del emperador está adornada con la corona (símbolo del poder terrenal) y con el nimbo o halo espiritual (símbolo del poder espiritual), como representante de Dios en la tierra. Acude a la ceremonia de consagración de San Vital, en la que parece ser que nunca estuvo, llevando como ofrenda una patena de oro, símbolo del pan eucarístico.
Maximiano
lleva la cruz, y los dos cargos eclesiásticos llevan el Misal o Evangelio y el incensario, que junto con la patena, se necesitan para la celebración de la Eucaristía. 
La guardia imperial lleva en el escudo el crismón, símbolo de Cristo, emblema del emperador Constantino, y símbolo de la defensa de la Iglesia por parte del emperador.
Este mosaico está complementado con una réplica y con un programa iconográfico similar en el muro contrario del ábside. En él aparece Teodora, la mujer del emperador Justiniano.
La ofrenda realizada por Justiniano y Teodora, su esposa, era un gesto frecuente que se hacía a las iglesias importantes del Imperio. Su representación se basaba en la oblatio romana, cuando el emperador, como pontifex maximus, hacía la acción sagrada del emperador.
El mosaico está encuadrado por una cenefa que simula piedras preciosas y por dos columnas con sus capiteles corintios a derecha izquierda.
Domina la isocefalia (las cabezas están a la misma altura) y la frontalidad de las figuras en todo el panel. Los personajes, con actitud rígida, aparecen con los pies en V, y con las miradas fijas y penetrantes. Esto está motivado por la falta de perspectiva. Y aunque todos tienen una actitud semejante, hay una jerarquía entre los personajes como ya hemos visto. Además no hay paisaje; solamente un fondo dorado, frecuente en el mundo bizantino indicando que la acción no es de este mundo, y otra parte de verde en la parte de los pies.
La técnica del mosaico (musivaria) tiene una gran tradición en el arte. Durante la época romana se desarrolló enormemente para pavimentar y decorar las estancias de mayor importancia. El arte bizantino continuó usando el mosaico, pero ya no como pavimentación, sino como revestimiento de paredes y bóvedas. Y además servirá para mostrar gráficamente valores religiosos. Para hacer un mosaico se usan las teselas, piezas pétreas monocromas, pero de diversos colores, de pequeño tamaño (de un centímetro o menos) de piedra, ladrillo, mármol, vidrio, etc. Había dos tipos de teselas: el opus tessellatum (teselas cúbicas e iguales para el interior) y el opus verniculatum (más paqueñas, de formas diferentes y empleadas para los detalles). Como se aprecia en la imagen, permite una gran minuciosidad y se representan hasta los más ínfimos detalles de los rostros, las vestimentas, el calzado, las joyas, etc. Es un arte inalterable ya que las piezas no pierden potencia cromática ni se degradan de ninguna forma. Sólo en el caso de desprendimiento o acción deliberada pueden sufrir alteraciones.
Rávena cuenta, además de San Vital, con otros lugares dotados de magníficos mosaicos, como el mausoleo de Gala Placidia, los baptisterios de los arrianos y de los ortodoxos, y las iglesias de San Apolinar el Nuevo, y San Apolinar in Classe.

sábado, 29 de septiembre de 2012

San Vital de Rávena

Obra: San Vital de Rávena
Fecha: Comenzada en el 522 y consagrada el 547
Estilo: Bizantino, Primera Edad de Oro
Material: Ladrillo en el exterior

En el año 402 el emperador romano Honorio traslada la capital del Imperio a Rávena. Pero es su hermana, Gala Placidia, quien manda en una ciudad que se enriquece con importantes edificios religiosos. El año 540, Justiniano, el emperador del Imperio Oriental, que soñaba con la unión del Occidente latino y el Oriente griego, expulsa a los ostrogodos de la ciudad. Rávena vive su momento de esplendor.
La iglesia había sido comenzada el 522, todavía bajo dominación ostrogoda. En el 547 se consagra esta Iglesia dedicada a San Vital, primer mártir de la ciudad, en el mismo lugar en que fue martirizado. Junto con las basílicas de San Apolinar in Classe y San Apolinar Nuovo, también de este momento, dotan a la ciudad de la categoría que se pretendía.
Esta iglesia, templo oficial de la segunda capital del Imperio bizantino, tiene, por tanto, un claro carácter propagandístico.
La iglesia, de plan central, presenta un octógono sobre el que se levanta una cúpula rodeado de otro octógono mayor que lo envuelve. Este modelo se aparta del de las basílicas paleocristianas, en las que, al ser su planta de cruz latina, predominaba la idea de “espacio-camino” hacia el altar, con todo el simbolismo que conllevaba de la vida como camino. Ahora el interior del templo adquiere un carácter ascensional, de contemplación de la gloria celestial que se encuentra en la cúpula, montada sobre un esbelto tambor. Este modelo imita el de la iglesia de los santos Sergio y Baco que se encuentra en Bizancio.
El exterior es muy sobrio al realizarse con un material ligero pero resistente como es el ladrillo. Con el mismo material están realizadas las lesenas, bandas verticales, que llegan hasta el alero del tejado. Estas, además de actuar como pequeños contrafuertes, dividen los paños del muro y lo hacen más decorativo. Los arcos son de medio punto. Presenta además arcos de descarga embebidos en el muro. En la parte superior se encuentra el cimborrio, también octogonal por fuera.
Esta pobreza o austeridad exterior contrasta con la riqueza que los mosaicos manifiestan en el interior.