Miguel Ángel empieza en 1529 la capilla de los Medici, situada en la sacristía nueva de la iglesia de san Lorenzo, en Florencia. Fue encargada por León X de Médicis en marzo de 1520 para albergar las tumbas de los últimos representantes de su familia: Lorenzo el Magnífico, su hermano Giuliano, asesinado en la conjura de los Pazzi, Lorenzo, duque de Urbino, y Giuliano, duque de Nemours. Estos últimos son sobrino y hermano del papa respectivamente y son los únicos que están enterrados aquí. El proyecto del monumento fúnebre fue modificado hasta llegar a lo actual: dos tumbas de pared, con estructura dividida por pilastras gemelas que definen el motivo miguelangelesco de los nichos en edículo. En la parte inferior, el sarcófago está provistos de una tapa adornada de volutas sobre las que se han colocado alegorías de las fases del día. En el nicho central está colocado el retrato del difunto, con armadura de tipo clásico. Ningún emblema de la familia adorna la tumba; no hay epitafio que aluda a su nombre o a sus hazañas. El monumento fúnebre se completan con dos estatuas alargadas sobre el sarcófago. Se trata de figuras desnudas, poderosas en las formas bien definidas del cuerpo; se las conoce como la personificación de fases del tiempo: la Aurora y el Crepúsculo. La frase “El tiempo que consume Todo” de Ascanio Condivi se puede entender como la clave de lectura más sencilla del conjunto, que representaría la condición humana, entendida en el inexorable fluir del tiempo, una meditación sobre la brevedad de la vida. Este es el sepulcro de Lorenzo que está sentado, en actitud meditativa y con el brazo derecho retorcido en una espiral. Este homenaje a la vida contemplativa hace que la obra sea conocida como Il pensieroso. El sepulcro que se encuentra enfrente es el de Juliano. Tiene características similares al de Julián.
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