Obra: Almuerzo sobre la hierba. Le déjeneur sur l'herbe
Autor: Éduard Manet (1832-1883)
Fecha: Último tercio del siglo XIX (1863)
Estilo: Impresionismo. Pintura del siglo XIX
Técnica: Óleo sobre lienzo
Fecha: Último tercio del siglo XIX (1863)
Estilo: Impresionismo. Pintura del siglo XIX
Técnica: Óleo sobre lienzo
La Academia de Bellas Artes de París celebraba desde 1725 una exposición oficial con obras de los alumnos finalistas de la propia academia. Durante más de 200 años esta exposición, anual o bianual, influirá en la pintura francesa. Era fundamental para cualquier pintor que quisiera darse a conocer que sus obras fueran admitidas en este llamado Salón de París.
Desde 1748 se introdujo un jurado, cada vez más conservador, para elegir las obras que podrían ser expuestas; de manera que los jóvenes pintores tenían grandes dificultadas para que sus obras fueran admitidas.
Cuando en 1863 se rechazaron más de 2.000 obras, hubo protestas de los pintores. Ante esta situación, el emperador Napoleón III, en plan democratizador, instituyó el Salón de los Rechazados (Salon des Refusés) para que las obras rechazadas pudieran exponerse ese mismo año y así hacer ver al público por qué habían sido defenestradas. Muchos críticos y el público en general ridiculizaron las obras, pero también la atención de los críticos legitimó el surgir de un arte de vanguardia en pintura. Ese año y en ese Salón de Rechazados se dio a conocer esta obra, rechazada en el Salón oficial.
La presentación de un desnudo femenino entre dos caballeros vestidos, sin posible coartada mitológica, causó escándalo e irritación, tanto entre el público como en la crítica. A ello también contribuyó que los personajes eran conocidos: la mujer es Victorine Meurend, la modelo preferida de Manet; un hombre es Gustavo, el hermano menor de Manet y el otro, Ferdinand Leenhoff, su cuñado.
Manet pareció inspirarse en una jornada de baño en el Sena para realizar un desnudo en un paisaje, el sueño de todo pintor según el escritor Zola. El título original de la obra era El baño. Cuatro años más tarde se de dio el nombre actual. El tema es un almuerzo en un bosque cerca de Argenteuil, por donde pasa el Sena.
La figura desnuda, sentada sobre las ropas que se ha quitado, y que posiblemente se seca al sol, nos mira fijamente. Los dos personajes están hablando entre ellos, ajenos a la figura femenina. Visten de forma elegante y refinada, como los dandi ingleses. Al fondo hay una figura femenina, que parece flotar, mientras se baña o vadea un río. Es demasiado grande en comparación con las figuras del primer plano, y sobre todo si se la compara con la barca que está a la derecha. En la esquina inferior izquierda, una cesta de frutas y un pan redondo forma un bodegón.
No se trata, por tanto, de un cuadro de contenido realista o social, como se hacía desde Courbet o Daumier; sino que se quiere recalcar la libertad del artista frente al tema, que es lo menos importante.
La hostilidad pública no sólo ayudó a hacer de Manet un héroe a los ojos de los pintores más jóvenes, sino que animó a Manet a mostrar su apoyo a ese grupo del que surgirán los “impresionistas”. La obra supone una ruptura con el arte académico y tradicional. Sin embargo, Manet se inspiró en las "fiestas galantes" del periodo rococó francés- en las que también aparecían mujeres desnudas junto a hombres vestidos; pero también se fijó en otras obras clásicas, cuyo modelo más directo podría ser el Concierto campestre de Tiziano - atribuido por aquellas fechas a Giorgione. Es curioso que la acusación de inmoralidad que originó este cuadro nadie la hubiera atribuido al trabajo de Tiziano.
Pero, ¿por qué fue rechazada esta obra? Porque suponía una muestra de la modernidad, al ser una joven burguesa cualquiera la que posaba desnuda ante dos hombres. Manet ya había recurrido a emplear imágenes modernas junto a elementos clásicos en otras obras pero nunca con tanta fuerza como en esta obra. Por lo tanto, sería rechazada por un jurado que, admitiendo desnudos en el Salón, no podía permitir que esta alusión a la vida moderna se exhibiera en las paredes del recinto oficial.
Otros elementos novedosos del cuadro que contradecían lo que la Academia pedía eran: el fondo abocetado, para dar sensación de profundidad y de aire, como hacía Velásquez, uno de sus pintores favoritos; el fuerte foco de luz que incide directamente sobre las figuras, sin dejar opción a las sombras ni al modelado de las figuras; el contraste entre los negros trajes masculinos y la clara desnudez de la modelo, que elimina las tonalidades intermedias y el claroscuro para marcar aún más ese contraste.
En resumen, la obra parecía un despropósito más que un acto de rebeldía frente a las enseñanzas de la Academia pues contradecía todo lo que allí se enseñaba. Su importancia fue finalmente reconocida cuando los pintores impresionistas, acogidos en el taller de Manet, investigaron siguiendo sus principios libres de los prejuicios burgueses.
muy buenos comentarios, son magnificos
ResponderEliminarExcelente información, se agradece enormemente.
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