lunes, 7 de noviembre de 2011

Alonso Berruguete: sacrificio de Isaac

Obra: Sacrificio de Isaac
Autor: Alonso González Berruguete (c.1490-1561)
Fecha: Siglo XVI (1527-1532)
Estilo: Renacimiento; Manierismo
Material: Madera policromada y dorada

Yavé había prometido a Abraham dar la tierra de Canaan a su descendencia. También le había prometido un hijo de su carne y sangre, a pesar de que él y su mujer Sara eran ya mayores. Y ahora viene el drama, pues Yavé le manda sacrificar a Isaac, su único hijo, en el que se iban a cumplir las promesas de Dios. Se lee en el libro del Génesis 22,1-13 lo siguiente: "Tiempo después, Dios quiso probar a Abraham y lo llamó: «Abraham.» Respondió él: «Aquí estoy.» Y Dios le dijo: «Toma a tu hijo, al único que tienes y al que amas, Isaac, y vete a la región de Moriah. Allí me lo ofrecerás en holocausto, en un cerro que yo te indicaré.» Se levantó Abraham de madrugada, ensilló su burro, llamó a dos criados para que lo acompañaran, y tomó consigo a su hijo Isaac. Partió leña para el sacrificio y se puso en marcha hacia el lugar que Dios le había indicado. Al tercer día levantó los ojos y divisó desde lejos el lugar. Entonces dijo a los criados: «Quédaros aquí con el burro. Yo y el niño iremos hasta allá a adorar, y luego volveremos donde vosotros.» Abraham tomó la leña para el sacrificio y la cargó sobre su hijo Isaac. Tomó luego en su mano el brasero y el cuchillo y en seguida partieron los dos. Entonces Isaac dijo a Abraham: «Padre mío.» Le respondió: «¿Qué hay, hijo mío?» Prosiguió Isaac: «Llevamos el fuego y la leña, pero, ¿dónde está el cordero para el sacrificio?» Abraham le respondió: «Dios mismo proveerá el cordero, hijo mío.» Y continuaron juntos el camino. Al llegar al lugar que Dios le había indicado, Abraham levantó un altar y puso la leña sobre él. Luego ató a su hijo Isaac y lo colocó sobre la leña. Extendió después su mano y tomó el cuchillo para degollar a su hijo, pero el Ángel de Dios lo llamó desde el cielo y le dijo: «Abraham, Abraham.» Contestó él: «Aquí estoy.» «No toques al niño, ni le hagas nada, pues ahora veo que temes a Dios, ya que no me has negado a tu hijo, el único que tienes.» Abraham miró a su alrededor, y vio cerca de él a un carnero que tenía los cuernos enredados en un zarzal. Fue a buscarlo y lo ofreció en sacrificio en lugar de su hijo".
Los benedictinos del convento de San Benito el Real de Valladolid encargaron a Alonso Berruguete la realización de un gran retablo para el monasterio. Desmontado a consecuencia de la desamortización y perdida una parte, sus tallas poseen gran calidad.
De entre las figuras que realizó destacan el martirio de san Sebastián y el sacrificio de Isaac. Ambos son ejemplos de cómo Berruguete asimiló las formas italianizantes del artista. La interpretación que hace del sacrificio de Isaac es muy personal. 
Se encuentra influencias del Laoconte, del renacimiento italiano, sobre todo de Miguel Ángel, a las que se añaden las propias del escultor. Figura bien expresiva, con las manos agarrotadas por el nerviosismo y el rostro elevado hacia el cielo en actitud suplicante en ambos casos. La tensión emocional queda descrita en el magistral trabajo de la cabeza, elevada y ligeramente inclinada hacia la derecha, con la boca abierta en un grito sordo de desesperación convertido en fortaleza frente a la adversidad (ataraxia) y los ojos elevados a lo alto.

La forma serpentinata, manierista, impuesta por Miguel Ángel, obliga al espectador a abordar la escultura desde diversos ángulos, a pesar de que es una obra pensada para estar colocada en un retablo. La postura del ignudi de la capilla Sixtina es muy semejnate al Isaac de Berruguete.
 
Los dos personajes muestran una actitud apasionada, también muy miguelangelesca, en el que los sentimientos se manifiestan de forma muy intensa. Lo mismo se puede decir de la postura desequilibrada que adopta, sobre todo, Abraham.
Le preocupa el desnudo, aunque sea el de una persona delgada y con un canon muy alargado, inspirado en el Donatello ya maduro. El canon supera las diez cabezas.
El dinamismo serpenteante rompe con el contraposto clásico. También rompe con un trato anatómico clásico, para hacer uno muy personal, rápido, nervioso. Pero consigue convertir la escena en un drama apasionado que excluye toda trivialidad en favor de un patetismo prácticamente expresionista. El dolor, la tragedia de los dos personajes, cada uno por un motivo distinto, se aprecia en gran manera en los rostros.
Isaac con la boca abierta y apoyado nada más en una rodilla es todo un ejemplo de cómo se puede esculpir el dolor y la tragedia. ¿Y qué decir de lo que manifiesta la cara de Abraham, con esa boca abierta, que ve desecha su esperanza de ser padre de un gran pueblo? La fe que tenía Abraham en Yavé no le quita el dolor.
La escultura de madera de nogal está policromada, como era tradicional en España. En las partes desnudas, la carnación al óleo acentúan la fuerza de la escultura. Los vestidos que llevan ambos están policromados y dorados.
Alonso Berruguete y Juan de Juni son los representantes máximos de la escultura manierista en España, con centro en Valladolid.


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Obra: Sacrificio de Isaac
Autor: Alonso González Berruguete (c.1490-1561)
Data: Século XVI (1527-1532)
Estilo: Renacemento; Manierismo
Material: Madeira policromada e dourada

Iavé prometera a Abraham dar a terra de Canaán á súa descendencia. Prometeulle un fillo da súa carne e sangue, malia que el e a súa muller Sara eran xa maiores. E agora vén o drama, pois Iavé mándalle sacrificar a Isaac, o seu único fillo, no que se ían cumprir as promesas de Deus. Lese no libro da Xénese 22, 1-13 o seguinte: “Tempo despois, Deus quixo probar a Abraham e chamouno: «Abraham.» Respondeu el: «Aquí estou.» E Deus díxolle: «Toma o teu fillo, o único que tes e ao que amas, Isaac, e vaite á rexión de Moriah. Alí ofrecerasmo en holocausto, nun cerro que eu che indicarei.» Levantouse Abraham de madrugada, enselou o seu burro, chamou a dous criados para que o acompañasen, e tomou consigo o seu fillo Isaac. Partiu leña para o sacrificio e púxose en marcha cara ao lugar que Deus lle indicou. Ao terceiro día levantou os ollos e divisou de lonxe o lugar. Entón díxolles aos criados: «Quedade aquí co burro. Eu e o neno iremos ata alá a adorar, e logo volveremos onda vós.» Abraham tomou a leña para o sacrificio e cargouna sobre o seu fillo Isaac. Tomou logo na súa man o braseiro e o coitelo e deseguido partiron os dous. Entón Isaac díxolle a Abraham: «Meu pai» Respondeulle Abraham: «Que hai, meu fillo?» Proseguiu Isaac: «Levamos o lume e a leña, pero, onde está o cordeiro para o sacrificio?» Abraham respondeulle: «Deus mesmo proverá o cordeiro, meu fillo.» E continuaron xuntos o camiño. Ao chegar ao lugar que Deus lle indicou, Abraham levantou un altar e puxo a leña sobre el. Logo atou o seu fillo Isaac e colocouno sobre a leña. Estendeu despois a súa man e tomou o coitelo para degolar o seu fillo, pero o Anxo de Deus chamouno desde o ceo e díxolle: «Abraham, Abraham.» Contestou el: «Aquí estou.» «Non toques o neno, nin lle fagas nada, pois agora vexo que temes a Deus, xa que non me negaches o teu fillo, o único que tes.» Abraham mirou ao seu redor, e viu preto del un carneiro que tiña os cornos enredados nunha silveira. Foi buscalo e ofreceuno en sacrificio en lugar do seu fillo".
Os beneditinos do convento de San Bieito o Real de Valladolid encargaron a Alonso Berruguete a realización dun gran retablo para o mosteiro. De entre as figuras que realizou destacan o martirio de san Sebastián e o sacrificio de Isaac. Ambos son exemplos de como Berruguete asimilou as formas italianizantes do artista. A interpretación que fai do sacrificio de Isaac é moi persoal.
Atópanse influencias do Laocoonte, do renacemento italiano e outras propias do escultor. A forma serpentinata, manierista, imposta por Miguel Anxo, obriga ao espectador a abordar a escultura desde diversos ángulos, malia que é unha obra pensada para estar colocada nun retablo. Os dous personaxes mostran unha actitude apaixonada, tamén moi miguelanxelesca, no que os sentimentos se manifestan de forma moi intensa. O mesmo se pode dicir da postura desequilibrada que adopta, sobre todo, Abraham.
Preocúpao o espido, aínda que sexa o dunha persoa delgada e cun canon moi alongado, inspirado no Donatello xa maduro. O canon supera as dez cabezas.
O dinamismo serpenteante rompe co contraposto clásico. Tamén rompe cun trato anatómico clásico, para facer un moi persoal, rápido, nervioso. Pero consegue converter a escena nun drama apaixonado que exclúe toda trivialidade en favor dun patetismo practicamente expresionista. A dor, a traxedia dos dous personaxes, cada un por un motivo distinto, apréciase de maneira clara nos rostros.
Isaac coa boca aberta e apoiado nada máis nun xeonllo é todo un exemplo de como se pode esculpir a dor e a traxedia. E que dicir do que manifesta a cara de Abraham, con esa boca aberta, que ve tronzada a súa esperanza de ser pai dun gran pobo? A fe que tiña Abraham en Iavé non lle quita a dor.
A escultura de madeira de nogueira está policromada, como era tradicional en España. Nas partes espidas, a carnación ao óleo acentúa a forza da escultura. Os vestidos que levan ambos están policromados e dourados.
Alonso Berruguete e Juan de Juni son os representantes máximos da escultura manierista en España, con centro en Valladolid.



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