Autor: Alonso González Berruguete
(c.1490-1561)
Fecha: Siglo XVI (1527-1532)
Estilo: Renacimiento; Manierismo
Material: Madera policromada y dorada
Yavé había prometido a Abraham dar la tierra de Canaan a su descendencia. También le
había prometido un hijo de su carne y sangre, a pesar de que él y su mujer Sara
eran ya mayores. Y ahora viene el drama, pues Yavé le manda sacrificar a
Isaac, su único hijo, en el que se iban a cumplir las promesas de Dios. Se lee en el libro del Génesis 22,1-13 lo siguiente:
"Tiempo después, Dios quiso probar a Abraham y lo llamó: «Abraham.»
Respondió él: «Aquí estoy.» Y Dios le dijo: «Toma a tu hijo, al único que
tienes y al que amas, Isaac, y vete a la región de Moriah. Allí me lo ofrecerás
en holocausto, en un cerro que yo te indicaré.» Se levantó Abraham de
madrugada, ensilló su burro, llamó a dos criados para que lo acompañaran, y
tomó consigo a su hijo Isaac. Partió leña para el sacrificio y se puso en
marcha hacia el lugar que Dios le había indicado. Al tercer día levantó los
ojos y divisó desde lejos el lugar. Entonces dijo a los criados: «Quédaros aquí
con el burro. Yo y el niño iremos hasta allá a adorar, y luego volveremos donde
vosotros.» Abraham tomó la leña para el sacrificio y la cargó sobre su hijo
Isaac. Tomó luego en su mano el brasero y el cuchillo y en seguida partieron
los dos. Entonces Isaac dijo a Abraham: «Padre mío.» Le respondió: «¿Qué hay,
hijo mío?» Prosiguió Isaac: «Llevamos el fuego y la leña, pero, ¿dónde está el
cordero para el sacrificio?» Abraham le respondió: «Dios mismo proveerá el
cordero, hijo mío.» Y continuaron juntos el camino. Al llegar al lugar que Dios
le había indicado, Abraham levantó un altar y puso la leña sobre él. Luego ató
a su hijo Isaac y lo colocó sobre la leña. Extendió después su mano y tomó el
cuchillo para degollar a su hijo, pero el Ángel de Dios lo llamó desde el cielo
y le dijo: «Abraham, Abraham.» Contestó él: «Aquí estoy.» «No toques al niño,
ni le hagas nada, pues ahora veo que temes a Dios, ya que no me has negado a tu
hijo, el único que tienes.» Abraham miró a su alrededor, y vio cerca de él a un
carnero que tenía los cuernos enredados en un zarzal. Fue a buscarlo y lo
ofreció en sacrificio en lugar de su hijo".
Los benedictinos del convento
de San Benito el Real de Valladolid encargaron a Alonso Berruguete la
realización de un gran retablo para el monasterio. Desmontado a consecuencia de la desamortización y perdida una parte, sus
tallas poseen gran calidad.
De entre las figuras
que realizó destacan el martirio de san Sebastián y el sacrificio de Isaac. Ambos
son ejemplos de cómo Berruguete asimiló las formas italianizantes del artista.
La interpretación que hace del sacrificio de Isaac es muy personal.
Se encuentra influencias del
Laoconte, del renacimiento italiano, sobre todo de Miguel Ángel, a las que se añaden las propias del escultor. Figura bien expresiva, con las
manos agarrotadas por el nerviosismo y el rostro elevado hacia el cielo en
actitud suplicante en ambos casos. La tensión emocional queda descrita en el magistral trabajo
de la cabeza, elevada y ligeramente inclinada hacia la derecha, con la boca
abierta en un grito sordo de desesperación convertido en fortaleza frente a la
adversidad (ataraxia) y los ojos elevados a lo alto.
La forma
serpentinata, manierista, impuesta por Miguel Ángel, obliga al espectador a
abordar la escultura desde diversos ángulos, a pesar de que es una obra pensada
para estar colocada en un retablo. La postura del ignudi de la capilla Sixtina es muy semejnate al Isaac de Berruguete.
Los dos personajes muestran una actitud
apasionada, también muy miguelangelesca, en el que los sentimientos se
manifiestan de forma muy intensa. Lo mismo se puede decir de la postura
desequilibrada que adopta, sobre todo, Abraham.
Le preocupa el desnudo, aunque
sea el de una persona delgada y con un canon muy alargado, inspirado en
el Donatello ya maduro. El canon supera las diez cabezas.
El dinamismo serpenteante rompe con
el contraposto clásico. También rompe con un trato anatómico clásico,
para hacer uno muy personal, rápido, nervioso. Pero consigue convertir la
escena en un drama apasionado que excluye toda trivialidad en favor de
un patetismo prácticamente expresionista. El dolor, la tragedia de los
dos personajes, cada uno por un motivo distinto, se aprecia en gran manera en
los rostros.
Isaac con la boca
abierta y apoyado nada más en una rodilla es todo un ejemplo de cómo se puede
esculpir el dolor y la tragedia. ¿Y qué decir de lo que manifiesta la cara de Abraham,
con esa boca abierta, que ve desecha su esperanza de ser padre de un gran
pueblo? La fe que tenía Abraham en Yavé no le quita el dolor.
La escultura de madera de nogal está policromada,
como era tradicional en España. En las partes desnudas, la carnación al
óleo acentúan la fuerza de la escultura. Los vestidos que llevan ambos están policromados
y dorados.
Alonso Berruguete y
Juan de Juni
son los representantes máximos de la escultura manierista en España, con centro
en Valladolid.
***************************
Obra: Sacrificio de Isaac
Autor: Alonso González Berruguete (c.1490-1561)
Data: Século XVI (1527-1532)
Estilo: Renacemento; Manierismo
Material: Madeira policromada e dourada
Iavé prometera a Abraham dar a terra
de Canaán á súa descendencia. Prometeulle un fillo da súa carne e sangue, malia
que el e a súa muller Sara eran xa maiores. E agora vén o drama, pois Iavé
mándalle sacrificar a Isaac, o seu único fillo, no que se ían cumprir as
promesas de Deus. Lese no libro da
Xénese 22, 1-13 o seguinte: “Tempo despois, Deus quixo probar a Abraham e
chamouno: «Abraham.» Respondeu el: «Aquí
estou.» E Deus díxolle: «Toma o teu fillo, o único que tes e ao que amas,
Isaac, e vaite á rexión de Moriah. Alí ofrecerasmo en holocausto, nun cerro que
eu che indicarei.» Levantouse Abraham de madrugada, enselou o seu burro, chamou
a dous criados para que o acompañasen, e tomou consigo o seu fillo Isaac.
Partiu leña para o sacrificio e púxose en marcha cara ao lugar que Deus lle indicou.
Ao terceiro día levantou os ollos e divisou de lonxe o lugar. Entón díxolles
aos criados: «Quedade aquí co burro. Eu e o neno iremos ata alá a adorar, e
logo volveremos onda vós.» Abraham tomou a leña para o sacrificio e cargouna
sobre o seu fillo Isaac. Tomou logo na súa man o braseiro e o coitelo e
deseguido partiron os dous. Entón Isaac díxolle a Abraham: «Meu pai»
Respondeulle Abraham: «Que hai, meu fillo?» Proseguiu Isaac: «Levamos o lume e
a leña, pero, onde está o cordeiro para o sacrificio?» Abraham respondeulle: «Deus
mesmo proverá o cordeiro, meu fillo.» E continuaron xuntos o camiño. Ao chegar
ao lugar que Deus lle indicou, Abraham levantou un altar e puxo a leña sobre
el. Logo atou o seu fillo Isaac e colocouno sobre a leña. Estendeu despois a
súa man e tomou o coitelo para degolar o seu fillo, pero o Anxo de Deus
chamouno desde o ceo e díxolle: «Abraham, Abraham.» Contestou el: «Aquí estou.»
«Non toques o neno, nin lle fagas nada, pois agora vexo que temes a Deus, xa
que non me negaches o teu fillo, o único que tes.» Abraham mirou ao seu redor,
e viu preto del un carneiro que tiña os cornos enredados nunha silveira. Foi
buscalo e ofreceuno en sacrificio en lugar do seu fillo".
Os beneditinos do convento de San
Bieito o Real de Valladolid encargaron a Alonso Berruguete a realización
dun gran retablo para o mosteiro. De
entre as figuras que realizou destacan o martirio de san Sebastián e o
sacrificio de Isaac. Ambos son exemplos de como Berruguete asimilou as formas
italianizantes do artista. A interpretación que fai do sacrificio de Isaac é
moi persoal.
Atópanse influencias do Laocoonte, do renacemento italiano e outras propias
do escultor. A forma serpentinata, manierista, imposta por Miguel Anxo, obriga ao
espectador a abordar a escultura desde diversos ángulos, malia que é unha obra
pensada para estar colocada nun retablo. Os dous personaxes mostran unha
actitude apaixonada, tamén moi miguelanxelesca, no que os sentimentos se manifestan
de forma moi intensa. O mesmo se pode dicir da postura desequilibrada que adopta, sobre todo, Abraham.
Preocúpao o espido, aínda que sexa o dunha persoa delgada e cun canon moi alongado, inspirado no
Donatello xa maduro. O canon supera as dez cabezas.
O dinamismo serpenteante rompe co contraposto clásico. Tamén rompe cun trato anatómico clásico, para
facer un moi persoal, rápido, nervioso. Pero consegue converter a escena nun drama apaixonado que exclúe toda
trivialidade en favor dun patetismo practicamente expresionista. A dor, a traxedia dos dous personaxes,
cada un por un motivo distinto, apréciase de maneira clara nos rostros.
Isaac coa boca
aberta e apoiado nada máis nun xeonllo é todo un exemplo de como se pode
esculpir a dor e a traxedia. E que dicir do que manifesta a cara de Abraham, con esa boca aberta, que ve tronzada
a súa esperanza de ser pai dun gran pobo? A fe que tiña Abraham en Iavé non lle
quita a dor.
A escultura de madeira de nogueira
está policromada, como era
tradicional en España. Nas partes espidas, a carnación ao óleo acentúa a forza da escultura. Os vestidos que
levan ambos están policromados e
dourados.
Alonso
Berruguete e Juan de Juni son os representantes máximos da escultura
manierista en España, con centro en
Valladolid.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Añade un comentario, tu impresión, nuevos datos, corrige lo erróneo...