Obra:
Abadía de Cluny III (Francia)
Fecha:
Comienzos del XI
Estilo:
Románico
La
abadía benedictina de Cluny I, fundada en el año 909, se
convirtió pronto en el mejor ejemplo de estilo de vida monástico en occidente
desde finales del X. Cuando en el siglo XII se termine su construcción, será
durante tres siglos el mayor edificio
religioso de occidente hasta la reconstrucción de la basílica de San Pedro
en Roma en 1506.
Era el más prestigioso modelo de monasterio para más de las 1.500
sedes monacales que los benedictinos llegaron a tener por toda Europa. La abadía fue saqueada y destruida en su mayor parte por una turba de
revolucionarios en 1790. Sólo una pequeña parte del conjunto arquitectónico se
salvó.
El
rápido crecimiento de la comunidad de Cluny necesitó de edificios cada vez
mayores. Las diversas construcciones de Cluny afectarán profundamente a las
prácticas arquitectónicas en el occidente europeo desde el siglo X al XII.
La
primera ampliación se hace a mediados del siglo X cuando se construye el
llamado Cluny II. Pero pronto
quedará también obsoleta la nueva iglesia abacial; por lo que se construye Cluny III.
La
planta del templo, basilical, tiene
forma de cruz arzobispal, es decir,
una cruz latina con dos transeptos. El
transepto mayor tenía tres torres:
la del agua bendita en el lado sur, la torre de los Bisans sobre el lado norte
y la torre del coro, la mayor de todo el edificio, coronando el crucero. Más al
este, hacia la cabecera, en medio del coro, había otro pequeño transepto –todavía subsiste en parte-, llamado transepto matutino. Estaba marcado por una
torre, de no clara función, llamada de las lámparas, que consistía en un tambor
octogonal sin aberturas, rematado por una aguja. Las cuatro cúpulas se montaban
sobre trompas. Todos los pilares que separan las naves don de
sección cruciforme. La nave principal estaba flanqueada por dos naves laterales a cada lado. Así pues, contaba, en
conjunto, con cinco naves, amplia cabecera con girola y cinco capillas radiales, más otras diez en los transeptos,
seis campanarios.
A
los pies estaba una galilea o
pórtico de tres naves flanqueada por dos grandes torres. La nave mayor se
cubría con bóveda de cañón con arcos
fajones. Las naves laterales, más bajas, se remataban con bóveda de arista.
El
material utilizado para la construcción es piedra
de sillería. Ante un edificio de tales dimensiones, hacía falta algún
refuerzo estructural para los contrafuertes, que se resuelven mediante una
especie de arcos que serán predecesores de los arbotantes típicos del gótico.
La
aportación de Cluny a la formación y
difusión de la arquitectura románica es decisiva.
Los equipos de canteros salidos de allí seguían idénticas técnicas
constructivas.
Los
monjes cluniacenses, llamados de hábito negro, promovieron las rutas de
peregrinación; y junto con la fundación de monasterios para dirigir la
repoblación y roturación de nuevas tierras, contribuyeron a la difusión del
románico. Pero con el paso del tiempo, los monasterios benedictinos se
convirtieron en auténticos centros de poder y riqueza. Los ideales austeridad,
oración y trabajo apenas serán reconocibles.
En
el siglo XII una nueva reforma, la
reforma cisterciense ("los
monjes blancos") de la mano de Bernardo de Claraval, buscará de nuevo
llevar al monacato a la austeridad evangélica y al estricto seguimiento de la
regla benedictina sintetizada en el lema ora
et labora.
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