Obra: Corona votiva del
rey Recesvinto
Fecha: Siglo VII
Estilo: Prerrománico, periodo
visigodo
Material: Oro, esmalte,
cristal de roca y otras piedras preciosas
Desde
la época del emperador Constantino, los reyes ofrecían algunos
objetos preciosos a determinadas iglesias sobre las que ejercían o querían
ejercer un patronazgo especial por diversas circunstancias. Solían ser cruces de oro y pedrería y coronas votivas. Eran, por tanto, una ofrenda,
una forma de honrar a Dios. El metal precioso, oro o plata, esmalte y la
pedrería de diverso tipo, eran los elementos con que se realizaban; había que
dar sensación de riqueza.
Las coronas votivas se colocaban colgadas en el altar principal con ocasión de determinadas
celebraciones litúrgicas importantes. No eran, por tanto, coronas para ser
llevadas en la cabeza, sino de uso estrictamente
religioso y ceremonial. Del centro de la corona podía pender una cruz que servía
a la vez como cruz de altar.
La
corona de Recesvinto, o corona votiva del rey Recesvinto, es una corona realizada por los orfebres visigodos del taller real de la Corte de Toledo hacia la segunda
mitad del siglo VII.
Está
formada por una doble chapa de oro.
La interior es lisa, y la exterior trabajada en repujado y calada con una
decoración de pequeñas hojas que alojan granates, perdidos casi en su totalidad.
Zafiros, granates y perlas en forma de cabujones que forman una red cubren la
diadema.
Está colgada del techo por una cadena con unos eslabones en forma de
hoja de peral, que se reúnen en lo alto en la base de una doble azucena,
coronada por un pequeño capitel de cristal de roca.
De
la zona inferior de la diadema cuelgan unas letras de oro que componen la dedicación
real: +(R)ECCESVINTHUS REX OFFERET (el rey Recesvinto ofrece). Cada letra
está decorada con esmalte de tipo tabicado (cloisonné).
Esas letras terminan en unos colgantes adornados de esmeraldas, zafiros y
perlas. Esta inscripción dedicatoria muestra la estrecha conexión entre la Iglesia y
el poder real.
Así
como en la escultura en piedra los
visigodos presentan grandes carencias, en
la orfebrería se muestran mucho más hábiles;
es una técnica que los pueblos germánicos dominan.
De hecho, los temas
decorativos de la diadema son de tres tipos. Uno de ellos es un filamento de hilo
de oro retorcido que recuerda las formas sogueadas preclásicas; el otro está
constituido por juegos geométricos sobre el círculo. Ambos temas se usaban ya
en las épocas preclásicas.
El
otro motivo es una especie de hojas vegetales. Pero si los adornos repujados de
la cruz son de tipo germánico, la forma de la corona votiva es totalmente
bizantina.
La
presencia de joyas bizantinas en los
tesoros visigodos era tan abundante,
según los testimonios literarios, que en las iglesias de Mérida había joyas
para llenar varios carros (Vidas de los
Padres emeritenses). Fuentes árabes testimonian que al entrar los
musulmanes en Toledo encontraron en la catedral una serie de coronas votivas
que los reyes visigodos habían ido donando, y que muchas fueron fundidas en ese
momento para aprovechar los metales.
Esta
corona forma parte del llamado Tesoro de
Guarrazar, en la localidad de Guadamur (Castilla-La Mancha), muy cerca de
Toledo. Entre todas las piezas halladas, las más valiosas son las coronas
votivas de los reyes Recesvinto y Suintila.
Muy buen artículo, muy útil y práctico.
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