Obra: Panteón; Real Sitio de San Lorenzo de El Escorial
Autor: Juan Gómez de Mora y Giovanni Battista Crescenzi.
Fecha: Siglo XVII
Estilo: Barroco
Material: Mármol y bronce
Cuando Felipe II levantó este Monasterio quiso, entre otras cosas, que
fuera un panteón dinástico para acoger sus propios restos mortales, los de su
padre, Carlos V, y sus respectivas familias, incluidos el príncipe Carlos y Juan de Austria. Para su custodia y sufragios,
puso una comunidad de monjes jerónimos que elevasen sus preces a Dios en
acción de gracias y en súplicas por el eterno descanso de la familia
real.
El panteón, una pequeña y austera sala con bóveda encalada para acoger los restos mortales de Carlos I y de él mismo, estaba situado exactamente debajo del altar mayor y del sagrario.
Pero este plan inicial del rey Felipe II se vio alterado cuando Felipe III decidió colocar el panteón en lo que debería ser la capilla palatina funeraria. Giovanni Battista Crescenzi lo revistió de mármoles y bronces. Se terminó en tiempos de Felipe IV. Son 26
los nichos con sus respectivos sarcófagos de mármol los que contienen los restos de
casi todos los monarcas de España desde Carlos I hasta los Condes de
Barcelona, Juan de Borbón y María de las Mercedes, del siglo XVI al XXI. Estamos viendo, por tanto una obra ya barroca.
En (B) está el lugar originalmente pensado para el enterramiento con los sarcófagos. Esta cripta se terminó en 1568. Estaba colocada exactamente debajo del altar (A) y del sagrario (F). Felipe II fue enterrado en este lugar cuando murió. Al mismo tiempo se hizo la parte inferior (C), una capilla palatina funeraria de acceso privado para la familia real y a la que no tendrían acceso los monjes (es el actual panteón). Esta capilla, trazada por Juan Bautista de Toledo y terminada por Juan de Herrera debió quedar terminada en 1570 recubierta de granito. En la letra (E) se situaba el sotocoro para que los monjes, que llegarían por unas escaleras de caracol, rezaran por los difuntos. Encima estaba el coro (D) desde donde la familia real asistiría al culto. La letra (G) señala la ventana para que, a semejanza de la capilla principal de la basílica, el rey pudiera seguir el culto de esta capilla funeraria desde sus propios aposentos. Los dormitorios de verano del rey, apenas utilizados por el clima de El Escorial, estaban en la parte más fresca del monasterio, justo debajo de las habitaciones ocupadas durante el resto del año.
Esto es lo que hoy vemos de la cripta
austera y catacumba (B) sin adornos que Felipe II eligió para su eterno reposo. Aquí
deberían seguir los féretros de Carlos I y Felipe II. Pero hoy, adulterado el deseo real, sus restos
se encuentran en el Panteón barroco. Ahora este lugar sirve de trastero y no se visita.
El sotacoro o "choro baxo" (E) donde los monjes cantaban sus honras fúnebres cuanto el Panteón
era una capilla funeraria, en época fundacional, se usa a partir del siglo XVII como pudridero. La sala (D), el coro desde el que la familia real asístía al culto, se convierte en el siglo XVII, en el Panteón de los Infantes, modificado en el siglo XIX.
Antigua ventana (G) desde donde Felipe II hubiese asistido a los oficios de la Capilla funeraria,
desde las habitaciones reales de verano, que tuvieron poco uso, por húmedas y frías.
Dibujo original de Juan de Herrera grabado por Pedro Perret en 1587. Aquí se ve muy bien la idea original del Panteón.
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