sábado, 13 de octubre de 2012

San Salvador de Valdediós


Obra: San Salvador de Valdediós (El conventín) (Villaviciosa-Asturias)
Fecha: Siglo X, últimos años
Estilo: Prerrománico, periodo asturiano
Material: Mampostería y sillarejo; en algunas partes, piedra de sillería

Este monumento es representativo de la arquitectura asturiana posterior a las construcciones de tiempos del rey Ramiro I (842-850), periodo en el que alcanzó el arte asturiano su máxima expresión. Anuncia, en algunos aspectos, al estilo románico. Se sabe que la fecha de la consagración, bajo el reinado de Alfonso III, fue en el año 893, porque quedó  grabada en una lápida. La iglesia formaba parte de un conjunto en el que además existían un palacio y otras dependencias, algo similar a los conjuntos palaciales construidos en Santullano y el monte Naranco por sus antecesores. San Salvador de Valdediós fue el lugar donde este rey vivió los últimos años de su vida después de ser depuesto por sus hijos.
El aspecto exterior del edificio refleja el orden compositivo interno. La planta de la iglesia cuenta con la orientación tradicional de este a oeste. Responde al modelo de tipo basilical de tres naves, con la central más ancha que las laterales. La cabecera está rematada con tres capillas absidiales. No tiene transepto,  aunque la dependencia anexa que se ve en la imagen pueda dar esa impresión. A los pies de la nave central se dispone un nártex o atrio al que se han adosado dos estancias en correspondencia con las dos naves laterales. Apoyándose en el muro sur de la iglesia se construyó más tarde un pórtico lateral que preludia las galerías porticadas que en el periodo románico serán más numerosas.
Las tres naves, la central y las laterales, están cubiertas por bóvedas de cañón continuo, sin utilizar arcos fajones, aunque se mantengan los contrafuertes al exterior. Al ser la altura de las naves más del triple que su anchura se produce una sensación de verticalidad. Esto permitió construir una tribuna sobre el pórtico. Y además, la diferencia de altura entre la central y las laterales, posibilitó abrir cuatro ventanas ajimezadas, de ligera herradura con su alfiz, en cada muro de la nave central. Así se consiguió una luminosidad poco habitual en construcciones de aquella época.
La portada principal, la del oeste, sirve de acceso al pórtico que está formado por un arco de medio punto apoyado en una columna a cada lado. Sobre el pórtico hay una ventana ajimezada con dos arquillos de herradura por donde se ilumina la tribuna que se encuentra en el interior. Encima de este vano, en el muro, está empotrado un sillar labrado con la cruz de la Victoria. Queda rematado con una espadaña acabada en una almena de estilo califal.
Los materiales de construcción utilizados son el sillarejo y la mampostería. La sillería se reserva para los contrafuertes esquinales, portadas, ventanas, los remates de la fachada occidental y del muro testero, así como para la totalidad del paramento del pórtico meridional.
En Valdediós es muy interesante el conjunto de detalles que, además de los tímidos recuerdos del periodo ramirense, manifiestan el cambio de estilo que se estaba produciendo en ese momento: el arte asturiano está desapareciendo y está comenzando a surgir el mozárabe, que lo remplazará. Detalles como el uso de arcos de herradura, ventanas ajimezadas, uso del alfíz, así como de las celosías, demuestran la influencia de las nuevas tendencias aportadas por los cristianos que están emigrando desde Al Andalus al reino asturiano. El que la misma espadaña de la fachada principal y que la línea de corte del tejado a dos aguas estén rematadas con almenas de tipo califal, es otro detalle más que añadir a esta influencia árabe. También, parece ser que toda la decoración del edificio, incluidas las celosías de sus grandes ventanas, ha sido esculpida por algún maestro procedente del sur.
El pórtico lateral ya mencionado está adosado al lado sur. Su construcción es inmediatamente posterior a la de la iglesia. Se trata de una pequeña nave cubierta por bóveda de cañón sobre arcos perpiaños soportados sobre capiteles y columnas adosadas en el muro interior y sobre ménsulas con forma de capitel sobre el exterior. No se conoce el destino de este pórtico, pero es algo totalmente nuevo en el arte asturiano. Para encontrar algún antecedente hay que remontarse a las iglesias visigodas. Este tipo de pórtico se extenderá a otras construcciones posteriores al propio arte asturiano y al mozárabe, para llegar al románico.
Finalmente, aunque la calidad técnica de las soluciones utilizadas no se puede comparar con la de San Miguel de Lillo, su imagen exterior es de un equilibrio y una belleza admirables. Vemos un conjunto homogéneo, de proporciones muy bien estudiadas y en el que se presta ya una atención especial a las fachadas principal y de la cabecera.

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