Obra: Basílica de Majencio o de Majencio y Constantino
Fecha: Comienzos del siglo
IV
Estilo: Romano, época
imperial
Material: Mármol
La basílica romana
solía ser una gran sala rectangular de una o más naves, siempre en número
impar. Cuando había varias naves, la central era más ancha y alta que las
otras. Al ser más alta, se abrían vanos en ella para iluminar el interior del
recinto. En uno de sus lados cortos se encontraba una exedra o ábside para la
presidencia; se entraba al recinto por el lado opuesto. Su uso era muy variado.
Podía servir para mercado, transacciones financieras y, más ordinariamente, para
administrar la justicia. En concreto esta estaba dedicada inicialmente a tribunal de justicia.
Será el emperador Majencio quien patrocina esta colosal construcción, si
bien Constantino después de la batalla de Puente Milvio y de su acceso al poder,
introducirá algunos cambios de importancia.
La basílica era de
tres naves y tenía la estructura que hemos comentado antes. La cubrición de
esta construcción es de lo más interesante. La nave central, formada por tres
tramos, estaba cubierta con una bóveda de arista (dos bóvedas de cañón que se
cruzan) en cada tramo, que repartían el peso puntualmente a sendos
contrafuertes. El espacio entre estos gruesos contrafuertes se aprovechó para
cubrirlos con bóvedas de cañón, que van en sentido transversal a la nave
central. Estos espacios constituían las naves laterales. Gigantescas
columnas estriadas de mármol simulaban soportar el peso de las bóvedas
centrales.
Pero el principal elemento sustentante era el muro, por lo
que las columnas tenían, y no era raro en el arte romano, una función meramente
decorativa, no de sostén.
Los gruesos muros que
hacían de contrafuertes permitieron abrir en ellos puertas para pasar por las
naves laterales mientras en la nave central se estaban celebrando juicios o
reuniones. Se evitaba así el colapso funcional del edificio.
La decoración del
edifico se realizaba con las columnas y con los casetones con que se adornaban
las bóvedas de cañón. Este artesonado tenía una doble función, técnica, menos
peso de la bóveda y más económica, y estética, pues era más decorativo.
El exterior
y el interior presentaban un contraste acentuado. El interior
era de un lujo desbordante, destacando la grandiosidad de las bóvedas con su altura
(35 ms) y los casetones que la adornaban. El revestimiento era muy lujoso, a
base de placas de mármol y estuco. Además, la luz que entraba por amplios
ventanales y que iluminaba todo el interior, acentuaba aún más la sensación de
amplitud. Fue novedad el uso del ladrillo cara vista, monocromo y austero; pues
si es de buena fábrica, no necesitaba del revestimiento del mármol ni del estuco
pintado
La
derrota de Majencio en el Puente Milvio puso la basílica al servicio del
vencedor, Constantino, y se introdujeron algunos cambios. Se construyó, en el
lado norte, un nuevo ábside en la estancia central, y en el lado sur una puerta
precedida de un pórtico de seis columnas de pórfido, material predilecto de la
época. El ábside primitivo fue destinado entonces a la colosal estatua de
mármol y bronce dorado de Constantino, y la mesa del tribunal de justicia pasó
al ábside acabado de construir.
El origen de esta
basílica tiene un motivo claramente propagandístico. Majencio la concibió como
sala de recepción imperial y no solo como tribunal de justicia. La intervención
de Constantino sobre el mismo edificio tras su victoria no es sino reflejo de
querer imponer su poder también en este aspecto, reflejo de lo cual fue su
imponente estatua.
El éxito de este
modelo hizo que su estructura se convirtiera en referencia para las iglesias
paleocristianas, sobre todo en lo que se refiere a su orientación longitudinal
con pórtico de entrada, nave principal y ábside en la cabecera.
En la actualidad solo se conserva una parte de la Basílica de Majencio, concretamente una de las naves
laterales, la del ala norte, que conserva sus tres tramos cubiertos con
bóvedas de cañón transversales y el ábside abierto por Constantino,
sobresaliendo en lo alto restos de los grandes contrafuertes de apoyo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario