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sábado, 21 de enero de 2023

Goya: El dos de mayo (restauración del cuadro)

Obra: El dos de mayo o La carga de los mamelucos 
Autor: Francisco de Goya y Lucientes (1746-1828) 
Fecha: XIX (1814) 
Estilo: Romanticismo
Técnica: Óleo sobre lienzo
  
Esta imagen corresponde al cuadro tal como lo vemos hoy. Pero en 1936, ante la amenaza que suponían los bombardeos sobre Madrid durante la Guerra Civil, varias obras del Prado se embalaron y trasladaron a Valencia para protegerlas. En 1938 los lienzos viajaron de nuevo, en esa ocasión de Valencia a Gerona. A su paso por Benicarló el camión en el que viajaban los grandes lienzos de Goya chocó con un balcón (otra versión de la historia dice que el balcón se derrumbó por un bombardeo). El impacto desgarró parte de los lienzos y La carga de los mamelucos sufrió una rotura del soporte textil en dos zonas, que posteriormente se perdieron durante el viaje. Así quedó el cuadro (foto inferior).

Con el primer arreglo (foto infereior), la mirada del espectador se iba hacia la izquierda del cuadro, pues la pérdida del sable curvo a la izquierda hacía que la composición estuviera abierta hacia ese lado, además, la perspectiva quedaba alterada. Todo esto se ha corregido con la actual restauración. (En la imagen de abajo, el cuadro tal como se ha visto hasta hace pocos años).

Los lienzos fueron restaurados en 1938 realizando un reentelado para garantizar la estabilidad de las obras. En septiembre de 1939, ya en el Prado finalizó la restauración de los dos lienzos. Para reintegrar el color en las zonas perdidas utiliza la técnica conocida como tinta neutra, es decir, en toda la zona perdida se aplicó un color liso, uniforme, que entonaba con el resto de la obra para así pasar desapercibido. El color elegido para esta reintegración fue un rojo oscuro casi marrón, que aunque estaba entonado con la obra, no pasaba desapercibido. (a la izquierda, con la tinta roja; a la derecha, tras la restauración actual). 
 

La restauración de la obra, realizada entre 2007 y 2008, ha devuelto al cuadro su brillantez original y sus relaciones espaciales. En esta restauración, realizada con la ayuda de la documentación fotográfica antigua se ha reintegrado lo perdido, logrando la reintegración invisible de esas lagunas de color al devolver la unidad y, con ello, el sentido a la composición. La restauración también ha servido para limpiar el cuadro y quitar barnices amarillentos oxidados por el tiempo.

miércoles, 18 de enero de 2023

Soufflot: El Panteón de París

 

Obra :Panteón de París
Autor: Jacques-Germain Souffot (1713-1780)
Fecha:
1764-1790
Estilo:
Neoclásico 
Material: Piedra y mármol
 
Luis XV mandó construir este templo religioso a Sufflot. Este trató de glorificar con dignidad a la monarquía en la persona de santa Genoveva, patrona  de París, a quien dedicó el edificio. El años 1791 la Revolución transformó el monumento en uno dedicado a las grandes figuras de la patria. A lo largo del siglo XIX recibió, según los sucesivos regímenes, una asignación tanto religiosa como patriótica. En 1855, tras el entierro de Víctor Hugo, el lugar quedó definitivamente dedicado a ser el lugar de descanso de los grandes hombre y mujeres de la República Francesa.
Es el primer templo que pretende ser neoclásico de París. La idea de Soufflot era unir “la ligereza de las iglesias góticas, con la magnificencia de la arquitectura griega”. Lo que consiguió fue un edificio de un estilo muy moderno para la época, alejado del formato jesuitico tradicional y de gran uniformidad de iglesia de aquella época. Y sobre todo volvió al gusto más tradicional francés del XVII, con un movimiento opuesto al arte rococó reinante.
El edificio tiene planta de cruz griega con cuatro naves de igual longitud y con un nártex en la entrada. Las cinco cúpulas vaídas de raíces renacentistas están apoyadas en filas de delgadas columnas clásicas al estilo de las columnas góticas, y no en pilastras, pues aquellas dejan más espacio entre ellas y un ámbito más amplio.
 
La fachada del nartex es un pórtico hexástilo de orden corintio muy decorado, con su entablamento clásico rematado por un frontón triangular; está inspirado en el Panteón de Agripa en Roma. En el tímpano, obra de D'Angers, se reproduce una alegoría de estilo romántico a la gloria de los grandes hombres.

En 1881 se puso en el friso de edificio la siguiente dedicatoria: "A los grandes hombres, la Patria agradecida".
 
Otra novedad que presentaba era las ventanas al exterior, pero fueron tapiadas durante la Revolución Francesa, cuando se decidió cambiar el destino de la iglesia y reconvertirla en Panteón. El lugar de las ventanas se aprecia en las paredes exteriores del edificio. Las ventanas tenían su sentido en el modelo gótico de dar la máxima luz al interior del edificio.
También utiliza arbotantes al exterior para trasladar fuerzas. Pero están enmascarados por la balaustrada que remata la parte alta de las paredes en todo su recorrido.
 
La cúpula está situada en el crucero. Va montada, en su primer nivel, sobre un tambor de 36 columnas con su entablamento clásico (arquitrabe, friso y cornisa) que soportan la parte posterior de la bóveda. Encima sitúa una balaustrada. Está inspirada en el templete de san Pietro in Montorio de Bramante, aunque también en la catedral de Saint Paul en Londres
En su parte superior, el segundo nivel del tambor tiene 16 ventanas enmarcadas por estructuras rectangulares el mismo número que los nervios gruesos y planos (gallones) que decoran el casquete semiesférico. Se remata con una linterna.

Sin embargo, desde su interior vemos una primera cúpula con casetones montada sobre pechinas y enormes pilares. Apreciamos el tambor del primer nivel con sus ventanas que iluminan el interior y la linterna. ¿Y el segundo nivel?

La construcción de la cúpula fue un elemento de tortura para Soufflot que deseaba hacer una cúpula memorable, comparable con las mejores del mundo. Usó tres cúpulas, una encima de otra. Por eso la cúpula intermedia no se ve. La que se ve al exterior no se corresponde con la que se ve en su interior.

En resumen, 
* de la cultura clásica grecorromana y renacentista toma la disposión del edificio, el vocabulario ornamental, el uso de los órdenes corintio y toscano, el plano central en forma de cruz griega, la pureza y racionalidad del edificio;
* del gótico final (siglos XIV y XV) se recoge el sistema de bóvedas, los arbotantes, la ligereza de las estructuras los espacios diáfanos, la luz;
Pero es en el exterior y en la fachada donde se aprecian mejor las características del neoclasicismo: uso del mármol, la recuperación de los ordenes clásicos, de la cúpula, y de los valores de orden , armonía, proporción. Sin embargo, sería más exacto decir que forma parte de un estilo ecléctico.
Esta obra constituye una exaltación y propaganda nacionalista, algo muy propio de la ideología del siglo XIX. 
El neoclasicismo es un estilo que se inspira en la antigüedad grecorromana cuyo modelo de arte racional y equilibrado parecía el más idóneo con el pensamiento de la ilustración. Además influyeron los descubrimientos arqueológicos de Pompeya y las aportaciones teóricas como las de Winckelmann. Se extiende hasta 1815 siendo el estilo del Despotismo ilustrado, de la Revolución francesa.

miércoles, 11 de enero de 2023

Capilla Sixtina: conjunto de la bóveda

 
Obra:  Conjunto de la bóveda de la Capilla sixtina
Autor: Miguel Ángel [Michelangelo Buonarroti (1475-1564)]
Fecha:
1508-1512, bóveda
Estilo:
Renacimiento 
Técnica:
Pinturas al fresco

El papa Julio II della Rovere quiso que Miguel Ángel repintara la bóveda de la capilla Sixtina con doce apóstoles en las pechinas. El techo de la capilla Sixtina, a 20 metros del suelo y con 40, 23 m. de largo por 13, 41 m. de ancho asustaría a cualquier pintor. Miguel Ángel, artista de solo 33 años y sin experiencia en la pintura al fresco, cree que la propuesta del papa es una "cosa pobre". Consiguió del papa poder pintar lo que quisiera, no sólo en el techo, sino también en las pechinas y en las lunetas. El tamaño gigantesco de las figuras y la dificultad de aplicar la pintura en los techos curvos, conviertieron este fresco en una creación excepcional, monumental que rompió los moldes del arte renacentista.
Lo primero que hizo Miguel Ángel para trabajar en aquel espacio tan grande fue organizar ese epacio. Para ello creo en la bóveda una quadratura o estructura arquitectónica fingida para conseguir crear un espacio ilusionista y enmarcara así espacios principales del centro. Los elementos empleados (arcos fajones, pilastras con esculturas de putti, cornisas en resalte, arquivoltas y medallones) debían crear la ilusión óptica de que eran reales para poder encajar en ellos las figuras.
 
En esa estructura situó las nueve Historias centrales del Génesis, con figuras a los lados de Desnudos (ignudi) que sostienen medallones (tondos) con escenas del Libro de los Reyes. En la base de la simulada arquitectónica situó a doce Videntes, Sibilas y Profetas, sentados en tronos monumentales a los que se contraponen más abajo los Antepasados de Cristo, representados en las enjutas y lunetos (en las paredes norte, sur y de entrada). Y por fin, en las cuatro pechinas angulares, representó algunos episodios de la milagrosa salvación del pueblo de Israel: la serpiente de bronce, el castigo de Amán, Judit y Holofernes y David y Goliat.
Para romper con la monotonía Miguel Ángel creó una división rítmica en la bóveda donde cuatro grandes pinturas horizontales están flanqueadas por cinco pequeñas escenas rodeadas de ignudi que se sentaban sobre las pilastras fingidas y unos medallores que dan prominencia a las  cuatro escenas principales. 
 
 
Él tema central, para el que posiblemente contó con la colaboración de teólogos de la corte papal,
es, resumida, la Historia de la Salvación: el Dios del Antiguo Testamento, que crea el mundo y castiga al hombre por renegar del Señor. Esto lo expresa a través de nueve escenas del Génesis que se encuentran en la bóveda central. Están divididas en grupos de tres: 
* Las que se refieren al origen del universo (creación de la luz, creación del sol, la tierra y las plantas, y separación de las aguas de la tierra).

* Las referentes el hombre (creación de Adan, creación de Eva, escena del pecado y expulsión del paraíso).
 
* Las que se refieren al mal y sus consecuencias (sacrificio de Noé, el diluvio universal y la borrachera de Noé).

 
Los frescos de la Capilla Sixtina, y en especial la bóveda y las lunetas de Miguel Ángel, así como el Juicio, Final han sido objeto de numerosas restauraciones. La restauración llevada a cabo entre 1980 y 1994 ha sido la última y ha devuelto a la obra su original sentido cromático de colores vivos y luminosos, de gran intensidad y de carácter escultórico que utilizó Miguel Ángel y que nos remiten, no tanto a la belleza de las formas, como a la de los conceptos. Unas pocas muestras valen para apreciar el cambio sufrido en las pinturas.

El profeta Daniel antes y después de la restauración.

martes, 10 de enero de 2023

Capilla Sixtina: conjunto del edificio

   
Obra :Conjunto de la Capilla sixtina
Autor: Miguel Ángel [Michelangelo Buonarroti (1475-1564)]
Fecha:
1477-1480 reestructuación; 1508-1512, bóveda; 1536-1541, juicio final
Estilo:
Renacimiento 
Técnica:
Pinturas al fresco

La Capilla Sixtina debe su nombre al Papa Sixto IV della Rovere que mandó reestructurar la antigua Capilla Magna entre 1477 y 1480. Está situada muy cerca de la basílica de san Pedro del Vaticano (ver flecha amarilla). Una vez terminada, la capilla fue decorada en su interior en los siglos XV y XVI  con diversos frescos de algunos de los más famosos artistas del Renacimiento (Botticelli, Ghirlandaio, Signorelli, Perugino, Miguel Ángel, etc.), lo que la convirtió en un lugar privilegiado para el arte.
 
Las paredes norte y sur están decoradas con varias franjas superpuestas alrededor de toda la capilla. Al realizar el Juicio Final, algunas figuras desaparecieron.
En la franja inferior vemos unos amplios cortinajes colgados, como falsos tapices. En ellos están representados varios emblemas de la familia Della Rovere.
En la franja del medio se encontraban, en la pared del lado norte, unas escenas de la vida de Cristo basadas en los evangelios; en la pared del lado sur hay diversas escenas de la vida de Moisés, basado sobre todo en pasajes del Éxodo.  
El nivel superior contiene una galería de papas que se deslizaba a lo largo de todas las paredes de la Capilla.
El cuarto nivel, en los lunetos y enjutas, Miguel Ángel ha representado a los Antepasados de Cristo, precursores de su venida y, por ello, de la Redención.
Estas obras, junto con las escenas del Gésesis y otras varias de la bóveda, las realiza Miguel Ángel en su primera intervención en este lugar.
Al fondo vemos el resultado de la segunda internvención: el Juicio Final.


Pero el techo de la bóveda estaba pintado a base de un fondo azul con estrellas doradas. Con el grabado de G. Tognetti, realizado en el siglo XIX -izda.-, tal vez a partir de un modelo de dibujo del siglo XV que se encuentra en Florencia -dcha.-, nos podemos dar idea de lo que se encontró Miguel.
 
 
En 1508 el papa Julio II della Rovere, sobrino de Sixto IV, encarga a Miguel Ángel sustituir la pintura del techo de esta capilla, el fondo azul con estrellas doradas, por las figuras de los 12 apóstoles. El artista, ya consolidado, tiene 33 años en ese momento, pero no tiene experiencia en la pintura al fresco. A Miguel Ángel le parece una "cosa pobre". Y después de la revisión del contrato inicial consiguió del papa el poder pintar lo que quisiera, no sólo en el techo, sino también en las pechinas y en las lunetas. El resultado fue una creación monumental que rompió los moldes del arte renacentista. 
Veinte años más tarde, Miguel Ángel volverá a trabajar en la capilla Sixtina. Clemente VII de Médicis le encargó e 1533 que pintase al fresco el Juicio Universal en la pared del coro. Nada más ser exhibido, el fresco suscitó reacciones contradictorias por diferentes motivos, pero sobre todo por los desnudos.

domingo, 2 de octubre de 2022

El Escorial: Panteón

Obra: Panteón; Real Sitio de San Lorenzo de El Escorial 
Autor: Juan Gómez de Mora y Giovanni Battista Crescenzi
Fecha: Siglo XVII 
Estilo: Barroco 
Material: Mármol y bronce
 
Cuando Felipe II levantó este Monasterio quiso, entre otras cosas, que fuera un panteón dinástico para acoger sus propios restos mortales, los de su padre, Carlos V, y sus respectivas familias, incluidos el príncipe Carlos y Juan de Austria. Para su custodia y sufragios, puso una comunidad de monjes jerónimos que elevasen sus preces a Dios en acción de gracias y en súplicas por el eterno descanso de la familia real.
El panteón, una pequeña y austera sala con bóveda encalada para acoger los restos mortales de Carlos I y de él mismo, estaba situado exactamente debajo del altar mayor y del sagrario.
Pero este plan inicial del rey Felipe II se vio alterado cuando Felipe III decidió colocar el panteón en lo que debería ser la capilla palatina funeraria. Giovanni Battista Crescenzi lo revistió de mármoles y bronces. Se  terminó en tiempos de Felipe IV. Son 26 los nichos con sus respectivos sarcófagos de mármol los que contienen los restos de casi todos los monarcas de España desde Carlos I hasta los Condes de Barcelona, Juan de Borbón y María de las Mercedes, del siglo XVI al XXI. Estamos viendo, por tanto una obra ya barroca.
 


En (B) está el lugar originalmente pensado para el enterramiento con los sarcófagos. Esta cripta se terminó en 1568. Estaba colocada exactamente debajo del altar (A) y del sagrario (F). Felipe II fue enterrado en este lugar cuando murió. Al mismo tiempo se hizo la parte inferior (C), una capilla palatina funeraria de acceso privado para la familia real y a la que no tendrían acceso los monjes (es el actual panteón). Esta capilla, trazada por Juan Bautista de Toledo y terminada por Juan de Herrera debió quedar terminada en 1570 recubierta de granito. En la letra (E) se situaba el sotocoro para que los monjes, que llegarían por unas escaleras de caracol, rezaran por los difuntos. Encima estaba el coro (D) desde donde la familia real asistiría al culto. La letra (G) señala la ventana para que, a semejanza de la capilla principal de la basílica, el rey pudiera seguir el culto de esta capilla funeraria desde sus propios aposentos. Los dormitorios de verano del rey, apenas utilizados por el clima de El Escorial, estaban en la parte más fresca del monasterio, justo debajo de las habitaciones ocupadas durante el resto del año.


Esto es lo que hoy vemos de la cripta austera y catacumba (B) sin adornos que Felipe II eligió para su eterno reposo. Aquí deberían seguir los féretros de Carlos I y Felipe II. Pero hoy, adulterado el deseo real, sus restos se encuentran en el Panteón barroco. Ahora este lugar sirve de trastero y no se visita.
 

El sotacoro o "choro baxo" (E) donde los monjes cantaban sus honras fúnebres cuanto el Panteón era una capilla funeraria, en época fundacional, se usa a partir del siglo XVII como pudridero. La sala (D), el coro desde el que la familia real asístía al culto, se convierte en el siglo XVII, en el Panteón de los Infantes, modificado en el siglo XIX.
 
Antigua ventana (G) desde donde Felipe II hubiese asistido a los oficios de la Capilla funeraria, desde las habitaciones reales de verano, que tuvieron poco uso, por húmedas y frías. 
 

Dibujo original de Juan de Herrera grabado por Pedro Perret en 1587. Aquí se ve muy bien la idea original del Panteón.

El Escorial: Basílica

Obra: Real Sitio de San Lorenzo de El Escorial; Basílica
Autor: Juan Bta. de Toledo (c.1515-1567) y Juan de Herrera (1530-1597)
Fecha: Siglo XVI; entre 1559-1584  
Estilo: Renacimiento  
Material: Piedra de granito

La basílica ocupa la parte central de todo el conjunto arquitectónico del Monasterio, y en torno a ella se articulan las demás dependencias. Ya se ha visto en otra entrada de este blog. El templo, obra maestra de la arquitectura española del Renacimiento, fue realizado por Juan de Herrera.
Tiene planta de cruz griega y está dividida por tres naves cubiertas con bóveda de cañón levantadas sobre el clásico entablamento, separadas por cuatro enormes pilares dóricos decorados con dos filas  de pilastras dóricas. Es una iglesia de Corte. En el coro se situaba la comunidad de monjes jerónimos; y los pocos fieles que entraban en la iglesia se situaban en el sotocoro. Y, para hacer visible el altar mayor a ambos grupos, con su espléndido retablo, este se encuentra elevado.
 
 
 

Sobre los pilares se sustenta una inmensa cúpula con linterna levantada sobre pechinas con ocho ventanales abiertos en el tambor, que eleva la bóveda.  Podría haber sido influenciada por la cúpula proyectada por Miguel Ángel para la basílica de san Pedro del Vaticano. No utiliza la doble cúpula; lo que se ve por dentro es la misma cúpula que se observa por fuera.
 
 
 
La austeridad de conjunto de El Escorial se aprecia aquí también: orden toscano en el tambor, entablamento clásico con triglifos y metopas sin decoración, bolas sobre pirámides, hornacinas vacías, etc. Y siempre el granito. Todo lo que has leído hasta ahora se observa perfectamente en la planta. Pero en el templo hay más cosas.
 
 
 
 Debajo del altar situado en el presbiterio (1) se encuentra el panteón. A derecha e izquierda del altar se encuentran los cenotafios [monumento funerario sin la presencia del cuerpo del difunto] de Carlos I (9) y de Felipe II (10). Desde las habitaciones palaciegas, Felipe II (2) podía contemplar, a través de una ventana, el altar y asistir así a la Eucaristía cuando la enfermedad le impidiera levantarse.
 

El Escorial: Patio de los Reyes

 
 Obra: Real Sitio de San Lorenzo de El Escorial; Patio de los Reyes 
Autor: Juan Bta. de Toledo (c.1515-1567) y Juan de Herrera (1530-1597)
 Fecha: Siglo XVI; entre 1559-1584  
Estilo: Renacimiento  
Material: Piedra de granito
 
Al traspasar la fachada oeste y el vestíbulo nos encontramos con el Patio de los Reyes, llamado así por la galería de seis Reyes de Judá que posee la fachada de su iglesia: Salomón, David, Josías, Manasés, Josafat y Ezequías. Estas esculturas de los Reyes de Judá, situadas en la fachada principal de la basílica, relacionan el edificio directamente con el tema del Templo de Salomón.
Debajo de los reyes encontramos un pórtico, nártex o vestíbulo de dos cuerpos para posteriormente alcanzar la planta centralizada que compone la basílica. 
La idea original de Juan Bautista de Toledo era crear este patio como un atrio previo antes de llegar a la fachada de la basílica.
 
El patio de los Reyes previsto por Juan Bautista de Toledo, según un estudio de Fernando Chueca Goitia, era un patio no cerrado y la fachada del edificio era la fachada de la iglesia, tal como se aprecia en el dibujo.

Pero este plan será modificado por Juan de Herrera al situar un vestíbulo previo al comienzo del patio que servirá para situar ahí la Biblioteca. Así el patio quedó cerrado y la fachada principal del edificio, una "falsa portada" fue levantada en línea con los edificios laterales.
 
El patio de los Reyes cerrado según lo planeado por Juan de Herrera, según un estudio de Fernando Chueca Goitia. La fachada del edificio se adelanta a la fachada actual.
 
La fachada se ordena con semicolumnas de orden toscano en su cuerpo inferior. Encima sitúa el entablamento clásico formado por arquitrabe, friso con triglifos y metopas sin decoración y cornisa. 
 

Sobre el entablamento sitúa las esculturas de los Reyes de Judá, destacados sobre pedestales delante de pilastras toscanas. Se remata la fachada con un frontón triangular, roto en su parte inferior por un enorme ventana.
Además, como elemento distintivo, encontramos dos torres que permiten enmarcar la fachada de la misma; están rematadas por chapiteles a cuatro aguas de pizarra negra. 
En todo el conjunto sobresale el sentido robusto del muro de granito, muy abundante en la zona, liso y desnudo de decoración. Como único elemento dinamizador hay que señalar las series repetitivas de ventanas adinteladas, muy sencillas y también carentes de decoración. Esta ritmo reitarativo de volúmenes ad infinitum es muy propio del manierismo. 
Lo más que se permite como decoración de la arquitectura es el uso de columnas toscanas y jónicas, frontones triangulares, pináculos en forma de pirámide con bolas y los óculos que se abren en los muros.
El tratamiento, deliberadamente austero como se observa, ofrece un vivo contraste con la arquitectura tradicional española del Renacimiento. Esta sobriedad y austeridad, dominó la arquitectura española durante casi un siglo, se extendió a América y se convirtió en una de la señas de identidad del reinado de Felipe II.