Obra: El dos de mayo o La carga de los mamelucos
Autor: Francisco de Goya y Lucientes (1746-1828)
Fecha: XIX (1814)
Estilo: Romanticismo
Técnica: Óleo sobre lienzo
Esta imagen corresponde al cuadro tal como lo vemos hoy. Pero en 1936, ante la amenaza que
suponían los bombardeos sobre Madrid durante la Guerra Civil, varias
obras del Prado se embalaron y trasladaron a Valencia para
protegerlas. En 1938 los lienzos viajaron de nuevo, en esa
ocasión de Valencia a Gerona. A su paso por Benicarló el camión en el
que viajaban los grandes lienzos de Goya chocó con un balcón (otra
versión de la historia dice que el balcón se derrumbó por un bombardeo).
El impacto desgarró parte de los lienzos y La carga de los mamelucos
sufrió una rotura del soporte textil en dos zonas, que posteriormente se
perdieron durante el viaje. Así quedó el cuadro (foto inferior).
Con el primer arreglo (foto infereior), la mirada del
espectador se iba hacia la izquierda del cuadro, pues la pérdida del sable
curvo a la izquierda hacía que la composición estuviera abierta hacia
ese lado, además, la perspectiva quedaba alterada. Todo esto se ha
corregido con la actual restauración. (En la imagen de abajo, el cuadro tal
como se ha visto hasta hace pocos años).
Los lienzos fueron restaurados en 1938 realizando un
reentelado para garantizar la estabilidad de las obras. En septiembre de
1939, ya en el Prado finalizó la restauración de los dos
lienzos. Para reintegrar el color en las zonas perdidas utiliza la
técnica conocida como tinta neutra, es decir, en toda la zona perdida se
aplicó un color liso, uniforme, que entonaba con el resto de la obra para
así pasar desapercibido. El color elegido para esta reintegración fue un
rojo oscuro casi marrón, que aunque estaba entonado con la obra, no
pasaba desapercibido. (a la izquierda, con la tinta roja; a la
derecha, tras la restauración actual).
La restauración de la obra,
realizada entre 2007 y 2008, ha devuelto al cuadro su brillantez
original y sus relaciones espaciales. En esta restauración, realizada con la ayuda de la documentación fotográfica antigua se ha
reintegrado lo perdido, logrando la reintegración invisible de esas
lagunas de color al devolver la unidad y, con ello, el sentido a la
composición. La restauración también ha servido para limpiar el cuadro y quitar barnices amarillentos oxidados por el tiempo.
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