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domingo, 10 de enero de 2010

La Veracruz de Maderuelo

Obra: Creación del hombre y escena del pecado
Autor: Maestro de Maderuelo
Fecha: Siglo XII
Estilo: Románico
Técnica: Pintura mural al fresco

La ermita de la Veracruz, en el pueblo segoviano de Maderuelo, presenta todo su interior pintado. Posiblemente fuera una iglesia de los Templarios. En uno de sus frentes, hay dos escenas pintadas sobre un fondo uniforme blanco, separadas por un árbol sumariamente dibujado.
A la izquierda vemos la creación del hombre por parte de Dios también junto a árbol. A la derecha se narra la escena del pecado, cuando, siguiendo literalmente el relato del Génesis, la mujer come del árbol prohibido instigada por la serpiente. En este caso, tanto el hombre como la mujer son ya conscientes de lo que han hecho, pues se cubren con hojas de higuera.
El pintor ha sabido adaptar las escenas al espacio semicircular en que se encuentran. Los desnudos, pese a todos los convencionalismos, revelan la preocupación por reflejar los pormenores anatómicos (músculos, costillas, etc.) mediante un dibujo en sepia que contrasta con los perfiles negros, normales en la pintura románica, de las figuras.
Se ha escogido el momento exacto, siguiendo la ascética cluniacense, que busca provocar el rechazo popular frente al pecado, expuesto a la vista. No hay que olvidar el carácter didáctico y moralizante de la pintura y escultura románcia. Las pinturas han sido arrancadas de su lugar y se encuentran en el Museo del Prado pasadas a lienzo.
 
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Obra: Creación do home e escena do pecado
Autor: Mestre de Maderuelo
Data: Século XII
Estilo: Románico
Técnica: Pintura mural ao fresco


A ermida da Veracruz, na vila segoviana de Maderuelo, presenta todo o seu interior pintado. Posiblemente fose unha igrexa dos Templarios. Nunha das súas frontes, hai dúas escenas pintadas sobre un fondo uniforme branco, separadas por unha árbore sumariamente debuxada.
Á esquerda vemos a creación do home por parte de Deus tamén xunto a árbore. Á dereita nárrase a escena do pecado, cando, seguindo literalmente o relato da Xénese, a muller come da árbore prohibida instigada pola serpe. Neste caso, tanto o home como a muller son xa conscientes do que fixeron, pois se cobren con follas de figueira.
O pintor soubo adaptar as escenas ao espazo semicircular no que se atopan. Os espidos, pese a todos os convencionalismos, revelan a preocupación por reflectir os pormenores anatómicos (músculos, costelas, etc.) mediante un debuxo en sepia que contrasta cos perfís negros, normais na pintura románica, das figuras.
Escolleuse o momento exacto, seguindo a ascética cluniacense, que busca provocar o rexeitamento popular fronte ao pecado, exposto á vista. Non hai que esquecer o carácter didáctico e moralizante da pintura e escultura románica. As pinturas foron arrincadas do seu lugar e atópanse no Museo do Prado pasadas a lenzo.

lunes, 18 de mayo de 2009

Anuncio a los pastores: Panteón de San Isidoro


Obra: Anuncio a los pastores del nacimiento de Jesús
Autor: ¿De origen francés o escuela miniaturista leonesa?
Fecha: Primer tercio del XII; en todo caso, antes del 1149
Estilo: Románico
Técnica: Fresco sobre estuco blanco.

En la colegiata de San Isidoro (León) hay un pórtico de la antigua iglesia, en el lado oeste, que sirvió de panteón de los Reyes de León y que está adosado a la actual iglesia románica. Se constituyó por mandato de Fernando I y Sancha como cementerio real. Se le considera como la "Capilla Sixtina del arte Romanico".
Aquí se encuentran seis bóvedas baídas con pinturas románicas realizadas al fresco sobre estuco blanco. Sobre este color blanco destacan las líneas negras del contorno de las figuras.

Panteón de los Reyes en san Isidoro de León

En una de estas bóvedas se representa la escena del anunció a los pastores del nacimiento de Jesús. En el evangelio de san Lucas 2,6-14 se lee lo siguiente: "Y sucedió que, mientras ellos (José y María) estaban allí, se le cumplieron los días del alumbramiento, y dio a luz a su hijo primogénito (Jesús), le envolvió en pañales y le acostó en un pesebre, porque no tenían sitio en el alojamiento. Había en la misma comarca unos pastores, que dormían al raso y vigilaban por turno durante la noche su rebaño. Se les presentó el ángel del Señor, y la gloria del Señor los envolvió en su luz; y se llenaron de temor. El ángel les dijo: «No temáis, pues os anuncio una gran alegría, que lo será para todo el pueblo: os ha nacido hoy, en la ciudad de David, un salvador, que es el Cristo Señor; y esto os servirá de señal: encontraréis un niño envuelto en pañales y acostado en un pesebre.» Y de pronto se juntó con el ángel una multitud del ejército celestial, que alababa a Dios, diciendo: «Gloria a Dios en las alturas y en la tierra paz a los hombres en quienes él se complace.»

Lugar donde se encuentra el tema del Anuncio a los pastores dentro del conjunto de las pinturas del Panteón.
 
En la pintura hay una descripción del tema de forma naturalista, bucólica e incluso anecdótica. Nos trasladamos a la montaña leonesa de finales del siglo XI. Tres pastores escuchan la voz del ángel. Uno de ellos tiene el cayado en una mano y con la otra toca una flauta de pan; otro toca un cuerno; y el tercero da de beber a su mastín.
 
Angel en el anuncio. Pastor sonando el cuerno.


Dando de comer al mastín. Tocando la flauta de pan.
Las cabras pacen tranquilamente o ramonean en un arbusto. Los cerdos comen bellotas. Hasta dos machos cabríos están afrontados, con evidente influjo persa.

 
Hay un cierto interés por un paisaje que, aunque sea muy escueto en su arbolado, unifica la escena.
La pintura, como la escultura, tiene durante el románico una finalidad didáctica y aleccionadora, no solo ornamental. La mayoría de los asistentes al culto no saben leer, por lo que el templo románico enseña mediante imágenes. La pintura debe transmitir los misterios de la fe y un contenido que ayudase en la dura vida feudal y que también animase con la esperanza en una redención y salvación eterna.
En el Panteón funerario están enterrados 33 miembros de la Corte leonesa: 11 reyes, 12 reinas, 10 infantes, más nobles y otros personajes sin identificar. Durante la Guerra de la Independencia, los franceses sacaron de sus tumbas a los Reyes, desvalijaron sus mortajas y amontonaron los huesos, haciendo imposible su individualización y reconocimiento posterior. Por suerte, no dañaron la estructura del recinto y las pinturas que lo cubren.



jueves, 23 de octubre de 2008

San Clemente de Tahull: ábside

 
Obra: Pantocrator - ábside de San Clemente de Tahull
Autor: Maestro de Tahull
Fecha: Siglo XII
Estilo: Románico
Técnica: Pintura mural al fresco

Esta obra, realizada al fresco, se encontraba en la iglesia de San Clemente, en el pueblo de Tahull, en el valle del Bohí. Pero tras ser arrancada de su lugar original, actualmente está en el Museo Nacional de Cataluña (Barcelona).
Iglesia de san Clemente de Tahull, en el valle del Bohí (Lérida)
Es una obra cumbre de la pintura románica del siglo XII. Se ignora el nombre del autor, por lo que se habla del maestro de Tahull. El pintor románico tiene que pintar en una superficie curva, como es un ábside, poco propicia de entrada para pintar. Pero la maestría de estos artistas supera con facilidad esta dificultad.
En el ábside, se ha pintado una teofanía, es decir una manifestación plástica de la Divinidad.
En el cuarto de esfera del ábside aparece la figura del Pantocrátor (Maiestas domini o Cristo en Majestad), una obra grandiosa. Este Cristo impone reverencia y temor. La fijeza e intensidad de su mirada son sobrecogedoras; es como una figura que no pertenece a nuestro mundo. Estamos ante el Cristo Juez del Apocalipsis.
Esta circundada por la mandorla o almendra mística, el óvalo de la perfección divina.
Es un Cristo que bendice con la mano derecha, revestido de gloria en su trono; en su mano izquierda sostiene el libro de su doctrina, el cristianismo, en la que señala "Ego sum lux mundi" (Yo soy la luz del mundo). Apoya sus pies sobre un horizonte curvo, el mundo.
Cristo es también señor del tiempo (Cronocrátor), simbolizado por la primera y la última letra del alfabeto griego (Alfa y Omega, principio y fin). 
Cristo está acompañado en su cielo y a sus plantas, en círculos o ruedas sostenidas por ángeles, por el tetramorfos, los vivientes del relato apocalíptico: el hombre (Mateo), el toro (Lucas), el águila (Juan) y el león (Marcos); son los símbolos de los cuatro evangelistas.
En el Libro de Ezequiel 1,4-11, se lee: "Yo miré, y vi un viento huracanado que venía del norte, y una gran nube con un fuego fulgurante y un resplandor en torno de ella; y de adentro, de en medio del fuego, salía una claridad como de electro. En medio del fuego, vi la figura de cuatro seres vivientes, que por su aspecto parecían hombres. Cada uno tenía cuatro rostros y cuatro alas. Sus piernas eran rectas; sus pies, como pezuñas de ternero, y resplandecían con el fulgor del bronce bruñido. Por debajo de sus alas, aparecían unas manos de hombre, sobre los cuatro costados; los cuatro seres tenían rostros y alas. Sus alas se tocaban una a la otra, y ellos no se volvían cuando avanzaban: cada uno iba derecho hacia adelante. En cuanto a la forma de sus rostros, los cuatro tenían un rostro de hombre, un rostro de león a la derecha, un rostro de toro a la izquierda, y un rostro de águila. Sus alas estaban extendidas hacia lo alto: cada uno tenía dos alas que se tocaban entre sí y otras dos que les cubrían el cuerpo."
Estamos ante uno de los frisos más bellos, solemnes y expresivos del románico, riquísimo en la combinación y matización de los colores, en donde predominan los rojos, azules, blancos, ocres y verdes.
Debajo del Cristo triunfante, a la altura intermedia del ábside, entre el Cielo y la Tierra, se presenta el cortejo celestial de los Apóstoles y la Virgen. Probablemente sean santo Tomás, san Bartolomé, la Virgen María, san Juan evangelista y Santiago. Son figuras que están pintadas rigurosamente frontales, simétricas y separados entre sí por una escueta arquería sobre columnas. Son personajes portadores de símbolos de la verdad y de la redención. Los apóstoles llevan un libro en las manos, y  la Virgen la copa de la sangre redentora de Jesús.
Siguiendo la característica de la escultura románica, la mayoría de las figuras se adaptan al marco arquitectónico en que se encuentran, lo que ocasiona torsiones y posturas un tanto raras. La bidimensionalidad rige todo el conjunto. Es una pintura plana, sin perspectdiva en profundidad. Por eso, la mano esta frontal y los pies colgantes. El fondo está formado por tres capas amplias de color uniforme sobre las que se recortan las figuras que se perfilan en negro. Predomina la línea sobre el color, que solo se utiliza como relleno o para dar cierta sensación de volumen (ver la cara de Cristo o la de los santos de la parte inferior, por ejemplo).
Es una pintura riquísima en la combinación y matización de los colores, en donde predominan los rojos, azules, blancos, ocres y verdes.
Los maestros pintores fueron los encargados de desarrollar sobre los muros de este y otros templos del románico programas iconográficos que ofrecían a los fieles, al igual que la escultura, elementos de información, de piedad y de exaltación religiosa. La función didáctica, de igual manera que en la escultura, es clara.
Además, la iglesia contenía otras pinturas que se encuentran también en el Museo de Arte de Cataluña.
A pocos metros de esta construcción se encuentra la iglesia de santa María, levantada y consagrada al mismo tiempo que la de san Clemente. Toda ella está decorada también con pintura románica mural (ábside, muros y columnas). En la bóveda del ábside la figura que preside todo es la de la Virgen María. Son pinturas realizadas por dos maestros distintos. Las pinturas también están hoy arrancadas y colocadas en el Museo Nacional de Cataluña (Barcelona).
En 1904 estas pinturas estaban ocultas por un retablo gótico y encaladas. En 1907 se llevó a cabo el primer trabajo sobre el conjunto. Y entre 1919 y 1923 se llevó a cabo el arranque y traslado de la pintura mural al Museo de Arte de Cataluña, hoy Museo Nacional de Arte de Cataluña, donde se encuentran actualmente.
Izquierda: ábside en 1907. Derecha andamios para el arranque de los frescos en 1923.

Estado actual de las pinturas de la iglesia. En 2013, después de quitar una antigua copia se realizó un minucioso proceso de restauración que puso al descubierto restos de la pintura original que se habían conservado en las capas profundas de las paredes del ábside.

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Obra: Pantocrátor - ábsida de san Clemente de Tahull
Autor: Mestre de Tahull
Data: Século XII
Estilo: Románico
Técnica: Pintura mural ao fresco

Esta obra, realizada ao fresco, atopábase na igrexa de san Clemente, na vila de Tahull. Pero tras ser arrincada do seu lugar orixinal, actualmente está no Museo Nacional de Cataluña (Barcelona).
É unha obra cume da pintura románica do século XII. Ignórase o nome do autor, polo que se fala do mestre de Tahull. O pintor románico ten que pintar nunha superficie curva, como é unha ábsida, pouco propicia de entrada para pintar. Pero a mestría destes artistas supera con facilidade esta dificultade.
Pintouse unha teofanía, é dicir unha manifestación plástica da Divindade. No cuarto de esfera da ábsida aparece a figura do Pantocrátor (Cristo en Maxestade). Trátase dunha figura grandiosa circundada pola mandorla ou améndoa mística, o óvalo da perfección divina. Este Cristo impón reverencia e temor. A fixeza e intensidade da súa mirada son arrepiantes; é como unha figura que non pertence ao noso mundo. Estamos ante o Cristo Xuíz da Apocalipse. Cristo é tamén señor do tempo (Cronocrátor), simbolizado pola primeira e a última letra do alfabeto grego (Alfa e Omega, principio e fin). É un Cristo que bendí coa man dereita, revestido de gloria no seu trono; na súa man esquerda sostén o libro da súa doutrina, o cristianismo, na que sinala "Ego sum lux mundi" (Eu son a luz do mundo), e que apoia os seus pés sobre un horizonte curvo, o mundo.
Cristo está acompañado no seu ceo e ás súas plantas, en círculos ou rodas sostidas por anxos, polo tetramorfos, os viventes do relato apocalíptico: o home (Mateu), o touro (Lucas), a aguia (Xoán) e o león (Marcos); son os símbolos dos catro evanxelistas.
No Libro de Ezequiel 1,4-11, lese: "Eu mirei, e vin un vento tempestuosos que viña do norte, e unha gran nube cun lume fulgurante e un resplandor en torno dela; e de dentro, do medio do lume, saía unha claridade como de electro. No medio do lume, vin a figura de catro seres viventes, que polo seu aspecto parecían homes. Cada un tiña catro rostros e catro ás. As súas pernas eran rectas; os seus pés, como pezuños de tenreiro, e resplandecían co fulgor do bronce brunido. Por baixo das súas ás, aparecían unhas mans de home, sobre os catro costados; os catro seres tiñan rostros e ás. As súas ás tocábanse unha á outra, e eles non se volvían cando avanzaban: cada un ía dereito cara a adiante. En canto á forma dos seus rostros, os catro tiñan un rostro de home, un rostro de león á dereita, un rostro de touro á esquerda, e un rostro de aguia. As súas ás estaban estendidas cara ao alto: cada un tiña dúas ás que se tocaban entre si e outras dúas que lle cubrían o corpo."
Estamos ante un dos frisos máis belos, solemnes e expresivos do románico, riquísimo na combinación e matización das cores, onde predominan os vermellos, azuis, brancos, ocres e verdes.
Debaixo do Cristo triunfante ou Pantocrátor, na altura intermedia da ábsida, entre o Ceo e a Terra, preséntase o cortexo celestial dos Apóstolos e a Virxe. Son figuras que están pintadas rigorosamente frontais, simétricas e separadas entre si por unha sinxela arcaría. Son personaxes portadores de símbolos da verdade e da redención. Por exemplo, a Virxe leva nas súas mans a copa do sangue redentor de Xesús.
Os mestres pintores foron os encargados de desenvolver sobre os muros deste e doutros templos do románico programas iconográficos que ofrecían aos fieis, do mesmo xeito que a escultura, elementos de información, de piedade e de exaltación relixiosa. A función didáctica, de igual xeito que na escultura, é clara.
A poucos metros desta construción atópase a igrexa de santa María, levantada e consagrada ao mesmo tempo que a de san Clemente. Toda ela está decorada tamén con pintura románica mural (ábsida, muros e columnas). Na bóveda da ábsida a figura que preside todo é a da Virxe María. Son pinturas realizadas por dous mestres distintos. As pinturas tamén están hoxe arrincadas e colocadas no Museo Nacional de Cataluña (Barcelona).