Obra: César Augusto de
Prima Porta
Fecha: .Comienzos del siglo
I d.C.
Estilo: Romano, época
imperial
Material: Mármol
Esta escultura de bulto
redondo realizada en mármol del emperador Octavio Augusto fue
mandada realizar por su esposa Livia cuando su marido falleció en el 14
d.C. Debió formar parte de un monumento conmemorativo de las últimas victorias
del emperador. Pudo ser realizada por un escultor griego un poco más tarde como
copia de una escultura original en bronce ubicada en algún espacio
público de Roma y hoy perdida. Estaba policromada, con las ropas de rojo
vivo y púrpura, las piezas metálicas de color dorado y el cuerpo con
carnaciones.
Es una obra
idealizada que se inspira claramente en el Doríforo de Policleto,
escultor griego, tanto por el canon (siete cabezas), como por el contraposto
clásico o el rostro, tranquilo y distante, que ha sido idealizado. Pero también
se manifiesta el influjo etrusco inspirado en el Orador (Arringatore) en
la postura y en el realismo del rostro con su característico flequillo.
Presenta el retrato
del emperador de cuerpo entero, de pie, como dirigiéndose al
público o arengando a sus tropas, al tener la mano derecha levantada.
Está personificado como thoracatus
-vestido de militar y con una rica coraza-. Lleva también el bastón de mando
consular. En la mano tiene, recogido en amplios pliegues en torno a la
cintura, el palludamentum o
manto propio del emperador de color rojo que se solía llevar sobre la túnica.
En la coraza se encuentran, en
relieve, varios dioses romanos, entre ellos Marte, dios de la
guerra, así como las personificaciones de las últimas conquistas militares
que se hicieron en su tiempo: Hispania, Galia, Germania, Partia, etc.
Se quiere hacer a
Augusto descendiente de Venus a través del hijo de ésta, Eneas,
progenitor del pueblo romano, pues Rómulo y Remo serán descendientes suyos. Por
eso, a sus pies está Cupido, hijo de Venús, cabalgando sobre un delfín,
indicando la inmortalidad del emperador por ser descendiente de Venus. También
va descalzo, lo que correspondía en el mundo clásico a los dioses y
mortales divinizados. Augusto fue divinizado a su muerte y su mujer
Livia fue convertida en su sacerdotisa. Los pies descalzos podrían también
simbolizar que el emperador ya estaba en el Olimpo, es decir, que cuando se
hizo la escultura ya había fallecido.
La idealización y los
símbolos usados revelan un claro sentido en la obra. Los emperadores
romanos convirtieron sus retratos en un instrumento más de propaganda
gubernamental. La función política de estas obras era muy evidente;
había que demostrar al pueblo romano que el emperador, en ese caso Augusto,
era un ser excepcional, equiparable a los antiguos héroes mitológicos, e
incluso digno descendiente de los dioses. En la obra vemos, pues, cómo se
entroncaban religión, linaje y política, revistiendo así al poder personal
de una aureola sagrada que justificase su ejercicio. ¿Quién mejor que él para
gobernar Roma?
Se llama Augusto de
Prima Porta porque fue encontrada en 1863 en este suburbio de Roma, a unos doce
kilómetros del centro de la ciudad. El retratado, Octavio Augusto, fue el primer
emperador de Roma (27 a. C.-14 d. C.). Puso fin a las guerras civiles que
habían sacudido la república de Roma y a las guerras de conquista. En su tiempo
comenzó un periodo de paz que, salvo guerras esporádicas, que duró dos
siglos (pax romana).
Además del tipo de
retrato thorocatus que hemos visto, el
emperador podía ser representado de otras formas. Lo podemos encontrar como Pontifex Maximus, “capite velatus”, con la cabeza cubierta por un velo; como retrato togatae cuando va vestido de civil, con la
toga patricia. También lo podemos ver ecuestre, a caballo, aunque, por
desgracia, solamente se conserva un modelo de este tipo, el de Marco Aurelio,
en la Plaza del Capitolio de Roma. Finalmente, el retrato apoteósico representa
al emperador semidesnudo tras su muerte, como alusión a su carácter de semidiós
o divinizado y coronado de laurel.
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