viernes, 24 de agosto de 2012

Santa Sofía de Constantinopla


Obra: Santa Sofía de Constantinopla
Autor: Isidoro de Mileto y Artemio de Trayes
Fecha: Consagrada el 537
Estilo: Bizantino, Primera Edad de Oro
Materiales: Piedra y ladrillo para los muros

Teodosio fue el último emperador romano que gobernó sobre todo el Imperio romano, pues dejó el gobierno de la parte oriental a su hijo Arcadio y la occidental a su hijo menor Honorio. 
Tras la caída del Imperio romano occidental en manos de los pueblos bárbaros, el imperio se mantuvo y en la parte oriental. Y en el siglo VI alcanzó un momento de esplendor con el gobierno del emperador Justiniano. En este siglo se sitúa el origen de la conocida como Primera Edad de Oro del arte bizantino.
Justiniano planteó el proyecto de la iglesia de Santa Sofía como una gran empresa. La construcción está concebida como una basílica palaciega, para el Emperador Justiniano, no para el pueblo. Por eso la construye sobre una antigua iglesia de Santa Sofía, junto a su palacio y con toda la magnificencia cortesana que contribuyera a su esplendor.
Al ver su aspecto exterior, se aprecia ya la primera novedad. La planta se configura en una planta basilical de tres naves  pero inscritas en una planta de cruz griega de tradición oriental. Esta síntesis se acentúa al centralizar la concepción espacial del edificio con la gran cúpula que observamos en el centro de la imagen.
El contrarresto de las fuerzas que ejerce la cúpula se realiza al apoyarse en dos grandes medias cúpulas, una en la parte delantera que vemos, y otra a los pies. Y estas, a su vez, descansan sobre otras dos pequeñas exedras cada una, abiertas en los ángulos. De esta manera se marca el eje longitudinal del edificio, gracias también a la existencia de un nártex o pórtico en la entrada a los pies y de un ábside semicircular en la cabecera. Pero a la vez consigue dar un sentido de centralización dadas las dimensiones de la cúpula y el efecto de atracción que ejerce la concentración de la luz que entra por las ventadas de la base de la cúpula.  
El peso queda repartido de esta manera. Y se afianza por medio de cuatro grandes pilares centrales que transmiten, a su vez, el peso de las cubiertas por medio de arcos transversales hacia unos contrafuertes exteriores de considerables dimensiones.
Aunque la cúpula no es tan grande como la del Panteón, se convierte en la principal protagonista de la obra. Por dentro parece que está suspendida del aire. Y es que la apertura de numerosas ventanas en la base de la cúpula influye decisivamente en el efecto lumínico comentado. Estas aperturas son posibles porque la cúpula está construida con ladrillos puestos de canto y gruesos hechos de mortero para conseguir mayor ligereza. A pesar de ello, poco tiempo después hubo que rehacerla al derribarse la primera con los terremotos que ocurrieron en 553 y 557.
Por el exterior, tal como vemos, destaca el juego de volúmenes escalonado, que fluye desde  la cúpula principal hacia las semicúpulas y las exedras exteriores. Los contrafuertes exteriores que reciben los empujes transversales de los arcos interiores dan, sin embargo, una idea de más pesadez.
El exterior pobre que vemos no da idea de la preciosa decoración interior que presenta la basílica con sus mármoles de colores, capiteles, mosaicos, etc. 
Tras ser conquistada Constantinopla por los turcos en 1453 Santa Sofía se convirtió en mezquita. De ahí la elevación de los minaretes árabes exteriores. La transformación de la ornamentación interior afectó sobre todo a los mosaicos y empobreció el esplendor original.
Desde 1453 hasta 1931, fecha en que fue secularizada, funcionó como mezquita. En 1935 fue convertida en museo. En julio de 2020 se transformó de nuevo en mezquita.

viernes, 17 de agosto de 2012

Arco de Constantino


Obra: Arco de Constantino
Fecha: Comienzos del siglo IV
Estilo: Romano, época imperial
Material: Mármol

El arco de triunfo de Constantino es el más moderno de los alzados en la Roma Antigua y el mejor conservado. Su modelo es el arco de Septimio Severo, pero con una decoración más abundante. Está montado sobre un alto podio o basamento, sobre el que se alza el muro, principal elemento sustentante, en el que se abren tres vanos. Adosadas a él se levantan unas columnas corintias usadas como elemento decorativo, ya que no sostienen más que a las estatuas que se encuentra por encima de ellas. Los tres vanos, el central más ancho que los laterales, que son iguales, están formados por arcos de medio punto.
Como novedad romana, que ya se usaba en el arco más antiguo conservado, el del emperador Tito, en el arco de triunfo se une el sistema de arco, de fuerzas laterales, inspirado en obras etruscas, y el sistema adintelado, de fuerzas verticales, de inspiración griega. En el fondo, esto es una contradicción, pues cada uno presenta fuerzas de distinto signo. Sin embargo, el romano, con su originalidad, supo sacar de esta forma gran partido; basta ver cómo se aplicó este esquema de arco de triunfo en la fachada del Coliseo, por ejemplo. 
En las enjutas, espacios comprendidos entre el arco central, el dintel y la columna o el muro, están esculpidas unas Victorias que llevan estandartes y se lanzan hacia la piedra clave.
Sobre el clásico entablamento, formado por arquitrabe, friso y cornisa, se alza un ático con la inscripción de la dedicatoria. Y en ella se lee la tradicional ofrenda del Senado y el pueblo romano que dedican este arco a Constantino. Sin embargo, hay una frase en la dedicatoria que es original, y que ha dado pie a diversas interpretaciones. La frase dice así: "…porque él, inspirado por la divinidad...". Hay quienes la han interpretado como la constatación de un cambio en las creencias de Constantino, que apoyó a la Iglesia cristiana. Pero también puede leerse como un intento de contentar a todos los que leyeran la inscripción, al ser ambigua y aceptable para paganos y cristianos.
 
 
Se trata de un arco complicado, por el tamaño y la cantidad de esculturas y relieves que lo adornan. Sin embargo, este arco se construyó a base del expolio de arcos y otros monumentos anteriores.
En el ático, en la parte que vemos, están las estatuas de ocho prisioneros dacios  sobre pedestales que fueron traídas del Foro de Trajano (98-117 d.C.). En el mismo lugar hay unos relieves de tiempos de Marco Aurelio (161-180 d.C.) que conmemoraban las guerras contra marcómanos y sámatas con el emperador arengando a las tropas y recibiendo embajadas.
 
De tiempos de Adriano (117-138 d.C.)se aprovecharon ocho medallones (vemos cuatro), de dos metros de diámetro, con escenas de caza y de sacrificio. 
 

La decoración de la época de Constantino, aparte las basas sobre las que se apoya el edificio, son los frisos que están inmediatamente encima de los arcos en los que se narra la victoria del puente Milvio, con el emperador Constantino como protagonista, y los frisos de los lados laterales del arco, y que no suelen aparecer en las fotos. 
 
¿Por qué se hizo esto? Se han dado muchas explicaciones. Hay quienes creen que fue porque la creatividad y la habilidad técnica habían decaído en este período; otros piensan que quizás se debió al deseo de Constantino de asociarse con los buenos emperadores anteriores, Trajano, Adriano y Marco Aurelio. Tal vez hubo prisa para edificarlo, lo que no permitió encargar los relieves, o quizás era costumbre desmantelar estos edificios conmemorativos. En todo caso, esto hace que, al ser las estatuas y relieves de épocas distintas, nos permita observar en este arco la evolución de la escultura romana.
Los arcos de triunfo y las columnas monumentales son las dos construcciones más características de la arquitectura conmemorativa romana. Esta construcción responde a una tradición antigua, cuando el Senado romano los erigía para celebrar los triunfos militares y las victorias de sus generales más famosos. La mayoría eran de carácter provisional y servían para potenciar escenográficamente a su paso el desfile de las tropas victoriosas. Posteriormente tomarán un carácter conmemorativo, por lo que se construirán con intención de perdurabilidad, y por tanto con materiales nobles como el mármol o la piedra.
El Arco de Constantino fue erigido en el año 315 en conmemoración de la victoria de Constantino I el Grande en la batalla del Puente Milvio sobre el emperador Majencio.

 

martes, 14 de agosto de 2012

Basílica de Majencio

Obra: Basílica de Majencio o de Majencio y Constantino
Fecha: Comienzos del siglo IV
Estilo: Romano, época imperial
Material: Mármol

La basílica romana solía ser una gran sala rectangular de una o más naves, siempre en número impar. Cuando había varias naves, la central era más ancha y alta que las otras. Al ser más alta, se abrían vanos en ella para iluminar el interior del recinto. En uno de sus lados cortos se encontraba una exedra o ábside para la presidencia; se entraba al recinto por el lado opuesto. Su uso era muy variado. Podía servir para mercado, transacciones financieras y, más ordinariamente, para administrar la justicia. En concreto esta estaba dedicada inicialmente a tribunal de justicia.
Será el emperador Majencio quien patrocina esta colosal construcción, si bien Constantino después de la batalla de Puente Milvio y de su acceso al poder, introducirá algunos cambios de importancia.
La basílica era de tres naves y tenía la estructura que hemos comentado antes. La cubrición de esta construcción es de lo más interesante. La nave central, formada por tres tramos, estaba cubierta con una bóveda de arista (dos bóvedas de cañón que se cruzan) en cada tramo, que repartían el peso puntualmente a sendos contrafuertes. El espacio entre estos gruesos contrafuertes se aprovechó para cubrirlos con bóvedas de cañón, que van en sentido transversal a la nave central. Estos espacios constituían las naves laterales. Gigantescas columnas estriadas de mármol simulaban soportar el peso de las bóvedas centrales. 
 
 
Pero el principal elemento sustentante era el muro, por lo que las columnas tenían, y no era raro en el arte romano, una función meramente decorativa, no de sostén. 
 

Los gruesos muros que hacían de contrafuertes permitieron abrir en ellos puertas para pasar por las naves laterales mientras en la nave central se estaban celebrando juicios o reuniones. Se evitaba así el colapso funcional del edificio.
La decoración del edifico se realizaba con las columnas y con los casetones con que se adornaban las bóvedas de cañón. Este artesonado tenía una doble función, técnica, menos peso de la bóveda y más económica, y estética, pues era más decorativo. 
 
El exterior y el interior presentaban un contraste acentuado. El interior era de un lujo desbordante, destacando la grandiosidad de las bóvedas con su altura (35 ms) y los casetones que la adornaban. El revestimiento era muy lujoso, a base de placas de mármol y estuco. Además, la luz que entraba por amplios ventanales y que iluminaba todo el interior, acentuaba aún más la sensación de amplitud. Fue novedad el uso del ladrillo cara vista, monocromo y austero; pues si es de buena fábrica, no necesitaba del revestimiento del mármol ni del estuco pintado
La derrota de Majencio en el Puente Milvio puso la basílica al servicio del vencedor, Constantino, y se introdujeron algunos cambios. Se construyó, en el lado norte, un nuevo ábside en la estancia central, y en el lado sur una puerta precedida de un pórtico de seis columnas de pórfido, material predilecto de la época. El ábside primitivo fue destinado entonces a la colosal estatua de mármol y bronce dorado de Constantino, y la mesa del tribunal de justicia pasó al ábside acabado de construir.
El origen de esta basílica tiene un motivo claramente propagandístico. Majencio la concibió como sala de recepción imperial y no solo como tribunal de justicia. La intervención de Constantino sobre el mismo edificio tras su victoria no es sino reflejo de querer imponer su poder también en este aspecto, reflejo de lo cual fue su imponente estatua.
El éxito de este modelo hizo que su estructura se convirtiera en referencia para las iglesias paleocristianas, sobre todo en lo que se refiere a su orientación longitudinal con pórtico de entrada, nave principal y ábside en la cabecera.
En la actualidad solo se conserva una parte de la Basílica de Majencio, concretamente una de las naves laterales, la del ala norte, que conserva sus tres tramos cubiertos con bóvedas de cañón transversales y el ábside abierto por Constantino, sobresaliendo en lo alto restos de los grandes contrafuertes de apoyo.