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martes, 8 de marzo de 2011

Le Vau y J.Hardouin-Mansart: Palacio de Versalles


Obra: Palacio de Versalles
Autor: Le Vau, J.Hardouin Mansart (1646-1708) y Le Notre
Fecha: Siglo XVII
Estilo: Barroco
Material: Ladrillo (parte antigua); piedra y mármol obra posterior

El actual palacio de Versalles se forma a partir de una serie de ampliaciones sucesivas. Versalles es una localidad a tan sólo 21 kilómetros de París. Luis XIII, atendiendo a esta cercanía, había construido un pequeño palacete en forma de U para poder retirarse a descansar y cazar sin alejarse de la capital. El edificio se abría a un patio de mármol (1). Era un palacio con patio abierto, modelo de los palacios franceses.
Pero el palacete
de Luis XIII resultaba pequeño para las pretensiones del nuevo Rey Sol, Luis XIV, por lo que encargó sucesivamente su ampliación y enriquecimiento a Louis Le Vau y a Jules Hardouin Mansart. Se dan tres fases de ampliación. Le Vau, arquitecto real, prolonga, entre 1661 y 1668, dos alas del edificio primitivo (A).
Entre 1668 y 1678 Le Vau envuelve por detrás el edificio primitivo en forma de U en torno al patio de mármol con aposentos reales (B). Deja una terraza entre la Sala de la Guerra (4) y la Sala de la Paz (3).
Entre 1688 y 1715, J. Hardouin-Mansart, ahora arquitecto real, hace las dos alas laterales (C) prolongando el edificio hacia los lados. También realiza la Galería de los espejos (2) donde estaba la terraza. En el ala izquierda de nuestra vista,
realiza la capilla palaciega (6) y el teatro (7).
Una de las características del diseño es la simetría del conjunto que está dividido, simétricamente, por un eje principal. El palacio tiene el lenguaje basado en lo que posteriormente se llamaría el clasicismo francés. Están muy marcados, por un lado, los edificios y, por otro, las calles que comunican dichos edificios. Todos los elementos que forman el conjunto están edificados dentro de un gran orden, con una gran proporción general y una exquisita armonía, y ello pese a la diferencia de épocas de construcción y de materiales. Sin embargo, en todo momento mantiene una composición simétrica, como una máxima nunca rebasada.
Luis XIV quiso que el resultado final fuera un edificio escaparate colosal y esplendoroso
de su reinado cumpliendo con la función de dar cabida a los servicios administrativos de la Nación, servir de residencia a 20.000 personas y satisfacer los gustos estéticos y los ratos de ocio del rey. Pero, por encima de todo, el palacio debía ser el escenario magnífico que glorificara a Luis XIV ante su pueblo, los embajadores extranjeros y la historia. Este palacio de Versalles sirvió con creces para exaltar el inmenso poder del régimen absolutista y de la hegemonía de Francia en Europa.
Faltan en la imagen los jardines.
Versalles estableció una nueva concepción de urbanismo abierto, que está en contacto con la naturaleza. Será el modelo a seguir por la arquitectura palaciega de toda Europa. En España se hizo sentir con fuerza su influjo en construcciones como el Palacio de la Granja de Segovia o el Palacio de Aranjuez en Madrid. Pulsando sobre la imagen se ve en mayor tamaño.

jueves, 3 de marzo de 2011

Palacio de Versalles



Obra: Palacio de Versalles
Autor: Jules Hardouin Mansart (1646-1708)
Fecha: Siglo XVII
Estilo: Barroco
Material: Ladrillo (parte antigua), piedra y mámol (parte nueva)

A partir de Luis XIV, el rey sol, el palacio de Versalles fue la residencia real. En épocas pasadas existía en este lugar un palacete de caza con dos alas laterales que formaban un patio interior de armas; lo usaba Luis XIII.
Luis XIV manda a Le Vau ampliar este lugar añadiendo unas alas más y construyendo una especie de envoltorio del palacio primitivo. De esta manera toma la forma del palacio francés, con un patio abierto.
Más tarde, pensando Luis XIV en vivir en él y traer a la corte y a la administración a este lugar, encarga a J. Hardouin-Mansart la construcción de dos largas nuevas alas que dan la forma actual del edificio. En una de esas alas, coloca la capilla palaciega y el teatro. Mansart también cierra la terraza que había quedado entre la sala de la Paz y la sala de la Guerra. Surge así la conocida como Sala de los espejos. En la imagen vemos precisamente el exterior de esta parte; es la opuesta al patio de mármol primitivo.
Sigue el esquema tripartito italiano de palacio: piso inferior almohadillado, piso noble con orden gigante y el ático. Corona el edificio con una balaustrada decorada con esculturas, trofeos militares y floreros; así la cubrición queda invisible al espectador.
El interior del edificio lo decora Le Brun quien ofrece en la Sala de los espejos una muestra de su ingenio para ampliar ilusoriamente el espacio (concepto barroco).
Los jardines, elemento indispensable en Versalles, los realiza Le Notre.
El palacio de Versalles con sus jardines es uno de los mejores ejemplos de arquitectura barroca por su carácter propagandístico, como símbolo de la [grandeur] grandeza y el poder absoluto del rey. Luis XIV estaba convencido de que un rey como él debía vincular su capacidad como mecenas y protector de las artes a la esencia misma de la actividad regia. El propio Colbert, importante ministro del rey francés, le dijo: "Votre Majesté sait qu'à défault des actions éclatantes de la guerre rien ne marque davantage la grandeur et l'esprit des princes que les bastiments." Y para contribuir a esta "grandeza" es el propio estado el que debe controlar las artes por medio de las Academias que se crean en este momento y que llegarán a España de la mano de Felipe V.