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viernes, 29 de mayo de 2009

Simone Martini: Anunciación



Obra: Tríptico de la Anunciación 
Autor: Simone Martini (h.1284-h.1344) 
Fecha: Siglo XIV
 Estilo: Gótico. Escuela de Siena 
Técnica: Pintura al temple sobre tabla y oro en panel

Dos escuelas pictóricas destacan durante el Trecento italiano (siglo XIV). Una transcurre en torno a la ciudad de Florencia y la otra en torno a la de Siena.
Simone Martini es el máximo representante de la pintura gótica sienesa y uno de los grandes pintores de la pintura gótica. Pertenece a los llamados
Primitivos italianos. En esta obra nos manifiesta cómo se han asimilado los ideales góticos y de la escuela sienesa en general por parte de Simone Martini.
La obra es un
tríptico con tres zonas, aunque solamente vemos la tabla central.
En la de la izquierda se representa a san Ansano, uno de los patronos de la ciudad de Siena en aquella época. En la parte derecha pinta a santa Margarita. Parece que estas dos partes corresponden a
Lippo Memmi, su cuñado. La parte central, con el tema de la Anuncio del ángel a María de que ha sido elegida para ser madre de Dios, es obra de Simone Martini.
En el evangelio de san Lucas (1,26-38), que sirve de inspiración para el tema, se lee: "El sexto mes, envió Dios al ángel Gabriel a una ciudad de Galilea llamada Nazaret, a una joven prometida a un hombre llamado José, de la estirpe de David; el nombre de la joven era María. El ángel entró donde estaba María y le dijo: Dios te salve, llena de gracia, el Señor está contigo. Al oír estas palabras, ella se turbó y se preguntaba qué significaba tal saludo. El ángel le dijo: No temas, María, pues Dios te ha concedido su favor. Concebirás y darás a luz un hijo, al que pondrás por nombre Jesús [...] María dijo al ángel: ¿Cómo será esto, si yo no tengo relaciones con ningún hombre? El ángel le contestó: El Espíritu vendrá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el que va a nacer será santo y se llamará Hijo de Dios. Mira, tu pariente Isabel también ha concebido un hijo en su vejez, y está de seis meses la que todos tenían por estéril; porque para Dios nada hay imposible. María dijo: Aquí está la esclava del Señor, que me suceda según dices. Y el ángel la dejó.
La
distribución de la escena es la clásica en este tema.
En el centro de la imagen aparece un jarrón con azucenas, símbolo de la pureza inmaculada de la Virgen.
En la parte izquierda se representa a un ángel ligeramente incurvado, de cuello largo, con dedos muy finos y alargados, que anuncia a María el destino que se espera acepte: ser la madre de Dios. Un ramo de olivo en la mano del ángel nos indica el tono de paz en que viene.
A su derecha, la figura de la Virgen, sentada y con un libro en la mano, que presenta un canon muy alargado. María, como gesto de temor, se cierra la capa del vestido.
Estableciendo la relación entre ambos personajes, la frase
Ave Maria, gratia plena, Dominus tecum (Dios te salve, llena de gracia, el Señor está contigo), escrita como saliendo de la boca del ángel.
El
fondo está dorado uniformemente; a pesar de ello consigue cierta idea de perspectiva al colocar el jarrón y un mueble en el fondo. Un pavimento de mármol es la parte visible de la habitación.
El gusto por la línea caligráfica y por la elegancia caracteriza la pintura de Simone Martini. La
elegancia se nota en la forma de pintar las alas del ángel, de colocar los dedos, de los dobleces del vestido del ángel, etc. Los rostros son ovalados y los ojos alargados; una forma propia de representar a la figura humana de Simone Martini.
En todo caso, su pintura fluctúa entre los influjos bizantinos y otros más modernos. La influencia bizantina se aprecia en el fondo dorado o en los nimbos de las figuras. Pero Simone también ha asimilado
elementos más modernos que Giotto (pintor florentino) ha introducido en el gótico. Por ejemplo, el banco en el que se sienta la Virgen está en tres dimensiones, así como el libro que María tiene en la mano o la perspectiva del pavimento de piedra, sobre el que se encuentran los personajes, el ángel y María.
Simone Martini fue amigo de Petrarca para el que realizó en pergamino un retrato de Laura que no se ha conservado. Era un hombre muy querido en la corte de Anjou en Nápoles y también por la corte del papa en Avignon. La elegancia, el refinamiento y el esnobismo de la aristocracia sienesa encuentran en él una expresión transcendente.

jueves, 28 de mayo de 2009

Giotto: Huida a Egipto

 
Obra: Capilla de los Scrovegni, Padua): Huida a Egipto
Autor: Giotto di Bondone (1627?-1337)  
Fecha: entre 1302 y 1305; también pudo ser entre 1305-1306  
Estilo: Gótico (Trecento italiano)  
Técnica: Fresco 
 
Dos escuelas pictóricas destacan durante el Trecento italiano (siglo XIV); una está en torno a la ciudad de Florencia y la otra en torno a la de Siena. Giotto es el máximo representante de la escuela florentina. Forma parte de los llamados Primitivos italianos por la aportación que ofrece a la nueva pintura.
La escena recoge el pasaje del evangelio de Mateo en el que la sagrada familia, José, María y Jesús, después de la visita de los Magos llegados de Oriente, tienen que marchar a Egipto ante el temor de que Herodes mate al niño. Se lee en san Mateo, 2,13-14:  
"Apenas se marcharon [los reyes venidos de oriente], el ángel del Señor se apareció en sueños a José y le dijo: Levántate, coge al niño y a su madre y huye a Egipto; quédate allí hasta nuevo aviso, porque Herodes va a buscar al niño para matarlo. José se levantó, cogió al niño y a su madre de noche, se fue a Egipto y se quedó allí hasta la muerte de Herodes. Así se cumplió lo que dijo el Señor por el profeta: Llamé a mi hijo para que saliera de Egipto". 
Se encuentra en la capilla privada de la Arena de Padua. Es una fundación de carácter funerario de Reginaldo Scrovegni, rico burgués de la ciudad, mejor conocido por ser un usurero malvado y por haber encargado a Giotto, junto con su hijo Enrico, cuya riqueza se debió en gran parte a las actividades poco trasparentes de su padre Reginaldo, la capilla de los Scrovegni. Enrico decidió construir esta capilla dedicada a la Virgen María en sufragio del alma paterna. En el
Interior de la capilla de los Scrovegni. La obra comentada se encuentra en el segundo cuerpo. En el da la izquierda está representada la adoración de los Reyes Magos; en el siguiente, la presentación del Niño Jesús en el templo; a continuación, la huida a Egipto.
Aquí pintó Giotto la serie de la vida de la Virgen y de Cristo, y esta una más de las escenas que allí se pueden contemplar. 
Es una obra en la que se observa la madurez artística del pintor y la aportación que supone para la pintura renacentista italiana. No en vano Giotto forma parte de los llamados Primitivos italianos
En esta obra se aprecia el alejamiento de las influencias de la pintura bizantina que la pintura italiana tenía hasta estos momentos. Se elimina la postura frontal y se adoptan otras en las que las personas aparecen de espaldas o de perfil. No aparece el fondo dorado, sino un paisaje montañoso y agreste, más realista. La gama cromática también se enriquece. 
Por supuesto que las figuras ya no son hieráticas, sino que adquieren viveza y expresividad; la comunicación entre ellas es evidente. Las caras se entrecruzan.
La perspectiva oblicua empieza a notarse, y desaparecen las líneas horizontales o verticales sin más. Basta ver el ángel, con un escorzo fuerte. 
El naturalismo del gótico se aprecia en los vestidos, ligeros y naturales, en los que desaparecen las líneas doradas. 
La sensación de movimiento está conseguida gracias a pequeños detalles. Enumero algunos: las patas delanteras del asno, la mirada hacia atrás de San José, la línea del camino que hace juego con la falda de la montaña, el ángel que muestra el camino y la mirada de María hacia lo lejos. 

La figura de María con el niño forma un triángulo que es acentuado por la montaña que está detrás de ellos. Es cierto que todavía el paisaje no está bien integrado con las personas, o que, como en este caso, es muy sumario. 
Todavía se aprecia la influencia del arte bizantino en la representación ovalada de los rostros, los nimbos dorados y los ojos almendrados.

Pero los nuevos valores de la pintura de Giotto, volumen de las figuras e importancia de la luz para modelar las figuras con un sencillo pero eficiente claroscuro, abren las puertas a la pintura del quatrocento italiano.Estas novedades abren el camino a la pintura renacentista del Quattrocento.