jueves, 17 de noviembre de 2011

Henry Moore: Mujer yacente con niño

Obra: Mujer yacente con niño (Yorkshire Sculpture Park)
Autor:
Henry Spencer Moore (1898-1986)
Fecha:
1975-1976
Estilo:
Escultura organicista; abstracta
Técnica:
Bronce
.
Es muy difícil catalogar a los pintores o escultores del XX y asignarles en un determinado estilo porque la mayoría de ellos pasan de una manifestación artística a otra a lo largo de su vida. Henry Moore no escapa de esta situación. En todo caso, Moore pertenece a aquellas vanguardias que en las primeras décadas del siglo XX dieron al traste con la plástica escultórica tradicional.

Durante sus años de formación, se impregnó de la más diversas influencias: artistas del renacimiento, del góticos o de las novedosas realizaciones de escultores contemporáneos como Brancusi. Conoció también las aportaciones del cubismo y la abstracción y, en su momento, no despreciará tampoco los planteamientos del surrealismo. Está presenta en su obra el recuerdo de los caprichos naturales de su tierra natal (Yorkshire), pues sus figuras evocan bloques desgastados por la erosión del agua, y los orificios recuerdan las cavernas. La figura precolombina del Chac Mool (Chichén Itzá -Yucatán - México), que conoció en una publicación de 1922 y estudiado al año siguiente en un molde, representa un cuerpo extendido boca arriba apoyado sobre los brazos. Se convertirá en un modelo presente en muchas de sus mujeres porque la contempla como una imagen arquetípica de la madre, en la que se personifica a la vez la tierra fecunda y la mujer como fuente de vida.
Moore empleó materiales diversos (hormigón, alabastro, porcelana, madera, pizarra), aunque la piedra y el bronce fueron las materias primas con las que trabajó más frecuentemente.
Pronto manifestó interés, dentro de la abstracción, por lo figurativo, reinterpretado de una manera personal. La exageración de las formas planas, convexas y cóncavas que alternan con el empleo del hueco, del vacío, son su medio fundamental de expresión. Y siempre trabaja con el predominio de unas líneas curvas muy libres.
Hay en Moore dos temas fundamentales y recurrentes: las figuras reclinadas, las más populares, y las de madres con sus hijos. Esto demuestra el interés del artista por los problemas de la representación de la figura humana y sus posibilidades expresivas, y siempre impregnado de un profundo humanismo. Según él mismo, "la figura humana es la que me interesa de una manera más especial, pero encontrando los principios de la forma y el ritmo en el estudio de los objetos de la naturaleza, como piedras, huesos, árboles y plantas". El tema de la maternidad se acentuará con motivo de la pérdida de su madre y el nacimiento de su hija, hechos que influyeron en su obra a mediados del siglo.

El juego de volúmenes que consigue Moore se relaciona con la arquitectura orgánica, por el desarrollo de los perfiles curvos y ondulados que definen un estudio muy cuidado de la naturaleza. El juego de volúmenes sólidos con espacios interiores hace que sus figuras estén físicamente partidas, pero visual y psicológicamente se nos muestran unidas. La masa y el vacío son dos entidades que dialogan en tensión como lo hacen la forma inerte y la forma viva.

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