miércoles, 20 de agosto de 2008

Santo Domingo de Silos: duda de santo Tomás

 
Obra: Duda de Santo Tomás
Autor: Anónimo 
Fecha: Siglo XI
Estilo: Románico
Técnica: Medio relieve en piedra

Este relieve románico, bastante plano y realizado en piedra se encuentra en un machón del piso bajo del claustro de santo Domingo de Silos. Fue realizado en las últimas décadas del siglo XI.
Las figuras están bajo un arco de medio punto colocado sobre unas columnas de fuste muy delgado. Están rematadas, sobre un capitel corintio, con una edificación que representa una fortaleza en la que se aprecian torres. Encima del arco hay cuatro ángeles que celebran con cantos la resurrección del Señor. Y se remata con un cimacio ajedrezado.
La escena representa la duda del apóstol Tomás ante la resurrección de Cristo. En el evangelio de san Juan 20, 24 y ss se lee que Tomás dice, ante el comentario de sus compañeros que dicen haber visto a Jesús resucitado: "Si no veo las señales dejadas en sus manos por los clavos y meto mi dedo en ellas; si no meto mi mano en la herida abierta en su costado, no lo creeré". A los ocho días, estando todos reunidos, se aparece de nuevo Jesús y llama a Tomás y le dice: "Acerca tu dedo y comprueba mis manos; acerca tu mano y métela en mi costado...". Este es el momento preciso que se recoge en la escena.
Las características del relieve son las propias de la escultura románica. Según la ley románica de adecuación al marco, apenas si hay elementos que sobrepasen el espacio del arco. Las figuras de los apóstoles llevan un nimbo en la cabeza en el que está escrito su nombre. Sin embargo, la figura de Cristo lleva un nimbo crucífero.
Cristo, santo Tomás y san Juan con huecos en las pupilas para el azabache.
 Cristo es la figura de mayor tamaño como corresponde a su dignidad. Las demás figuras presentan isocefalia. La perspectiva que se utiliza en el románico se consigue colocando en tres niveles unas figuras encima de otras, ocupando todo el espacio disponible. 
Las manos, las piernas y los pies están acomodados al plano, no indican profundidad; lo mismo se observa en los nimbos. Los pliegues de los vestidos son geométricos. 
Extraña la actitud de las figuras hieráticas e inexpresivas ante un suceso que hubiera provocado un indudable estupor en los presentes. No hay ninguna comunicación entre los asistentes a la escena, algo que también hubiera sido normal. Pero en el románico esto es así.
Los ojos de las figuras de Cristo, Tomás y Juan (encima del brazo alargado de Cristo) se han vaciado y rellenado con azabache; así tiene más fuerza la mirada.
Todos los discípulos está identificado por medio de la epigrafía; los nombres están escritos en el nimbo que orlan sus cabezas. Cristo, además, lleva la leyenda: IHS NAZARENVS REX IUDEORVM (Jesús nazareno, rey de los judíos).
Un caso curioso es el de san Pablo, que no estuvo presente junto con los once apóstoles tras la muerte de Judas. Sin embargo, dada la importancia de san Pablo y para guardar el número doce, fue colocado en la escena. Está situado a la izquierda de Jesús, e identificado por el nimbo (MAGNVS SANCTVS PAVLVS) y un rollo epigrafiado con la leyenda "NE MAGNITVDO REVELATIONVM EXTOLLAT ME" (no me engría con la sublimidad de estas revelaciones). 
 San Pablo
El claustro es una dependencia adosada a la iglesia del monasterio y a él se abren las diversas dependencias monacales, pues la vida de la comunidad se articula y organiza alrededor de este lugar. El claustro es un lugar idóneo para que el monje pueda dedicarse a la contemplación "física", a pasear, reflexionar, rezar o descansar.
La presencia de cualquier tema en un claustro forma parte de un programa iconográfico más general en el que se esculpen escenas de la muerte y resurrección de Cristo. Este tema en concreto indica al monje que lo contempla, o al visitante de hoy, la importancia de la fe. No tiene, por tanto, una finalidad decorativa, que sí se aprecia, sino fundamentalmente una función didáctica y ejemplarizante para el monje que pase por delante de él.

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Obra: Dúbida de San Tomé
Autor: Anónimo
Data: Século XI
Estilo: Románico
Técnica: Medio relevo en pedra

Este relevo románico, bastante plano e realizado en pedra atópase nun machón do piso baixo do claustro de san Domingos de Silos. Foi realizado nas últimas décadas do século XI.
As figuras están baixo un arco de medio punto colocado sobre unhas columnas de fuste moi delgado. Están rematadas, sobre un capitel corintio, cunha edificación que representa unha fortaleza na que se aprecian torres. Encima do arco hai catro anxos que celebran con cantos a resurrección do Señor.
A escena representa a dúbida do apóstolo Tomé ante a resurrección de Cristo. No evanxeo de san Xoán 20, 24 e seguintes lese que Tomé di, ante o comentario dos seus compañeiros que afirman ter visto a Xesús resucitado: "Se non vexo os sinais deixados nas súas mans polos cravos e meto o meu dedo nelas; se non meto a miña man na ferida aberta no seu costado, non o crerei". Aos oito días, estando todos reunidos, aparécese de novo Xesús, chama a Tomé e dille: "Achega o teu dedo e comproba as miñas mans; achega a túa man e métea no meu costado...". Este é o momento preciso que se recolle na escena.
As características do relevo son as propias da escultura románica. Segundo a lei románica de adecuación ao marco, apenas se hai elementos que excedan o espazo do arco. As figuras dos apóstolos levan un nimbo na cabeza no que está escrito o seu nome. Con todo, a figura de Cristo leva un nimbo crucífero.
Cristo é a figura de maior tamaño como corresponde á súa dignidade. A perspectiva que se utiliza no románico conséguese colocando unhas figuras encima doutras, ocupando todo o espazo dispoñible. As mans, as pernas e os pés están acomodados ao plano, non indican profundidade; o mesmo se observa nos nimbos. Os pregues dos vestidos son xeométricos. A actitude das figuras hieráticas e inexpresivas ante un suceso que provocase certo estupor nos presentes. Non hai ningunha comunicación entre os asistentes á escena, algo que tamén é normal nesta técnica.
O claustro é unha dependencia encostada á igrexa do mosteiro e a el ábrense as diversas dependencias monacais, pois a vida da comunidade articúlase e organízase ao redor deste lugar. O claustro é o lugar á propósito para que o monxe poida dedicarse á contemplación "física", a pasear, reflexionar, rezar ou descansar.
A presenza de calquera tema nun claustro forma parte dun programa iconográfico máis xeral no que se esculpen escenas da morte e resurrección de Cristo. Este tema en concreto indica ao monxe que o contempla, ou ao visitante de hoxe, a importancia da fe. Non ten, xa que logo, unha finalidade decorativa, que si se aprecia, senón, fundamentalmente, unha función didáctica e de exemplo para o monxe que pase por diante del.

1 comentario:

Anónimo dijo...

da mucha informacion, y muy buena