martes, 22 de marzo de 2011

Goya: El sueño de la razón produce monstruos

 

Obra: El sueño de la razón produce monstruos, de Los Caprichos
Autor: Francisco de Goya y Lucientes (1746-1828)
Fecha: XVIII segunda mitad (1799)
Estilo: Neoclásico
Técnica: Grabado. Aguafuerte y aguatinta
 
«El autor, soñando. Su yntento solo es desterrar bulgaridades perjudiciales, y perpetuar con esta obra de caprichos el testimonio sólido de la verdad», escribió Goya dos años antes (1797) de hacer este grabado.
Pensó poner la estampa al frente de la edición de la serie conocida como Los Caprichos. La Colección de estampas de asuntos caprichosos, inventadas y grabadas al aguafuerte por don Francisco de Goya consta de 80 estampas, anunciadas en la Gaceta de Madrid el 6 de febrero de 1799 y puestas a la venta en la calle del Desengaño, número 1, tienda de perfumes y licores, pagando por cada colección de 80 estampas 320 reales de vellón
La intención de Goya era explícita y nadie mejor que él para explicarla: Persuadido el autor de que la censura de los errores y vicios humanos (aunque parece peculiar de la eloqüencia y la poesía) puede también ser objeto de la pintura: ha escogido como asuntos para su obra, entre la multitud de extravagancias y desaciertos que son comunes en toda sociedad civil, y entre las preocupaciones y embustes vulgares, autorizados por la costumbre, la ignorancia, o el interés, aquellos que ha creido más aptos para suministrar materia para el ridículo, y exercitar al mismo tiempo la fantasía del artífice. Y sigue: El autor; ni ha seguido los ejemplos de otros, ni ha podido copiar tampoco de la naturaleza. Y si el imitarla es tan difícil, como admirable cuando se logra, no dejará de merecer alguna estimación el que apartándose enteramente de ella, ha tenido que exponer a los ojos normas y actitudes que sólo han existido hasta ahora en la mente humana, obscurecida y confusa por la falta de ilustración o acalorada por el desenfreno de las pasiones. Concluye así: (...) En ninguna de las composiciones que forman esta colección se ha propuesto el autor; para ridiculizar los defectos particulares, a uno u otro individuo (...) La pintura, como la poesía, escoge en lo universal lo que juzga más a propósito para sus fines: reúne en un solo personage fantástico circunstancias y caracteres que la naturaleza presenta repartidos en muchos, y de esta convinación, ingeniosamente dispuesta, resulta aquélla feliz imitación por la cual adquiere un buen artífice el título de inventor y no de copiante servil.
La fuerte crítica satírica de las estampas irritó a la Inquisición y Goya ofreció al Rey las 80 láminas y las colecciones no vendidas. El monarca aceptó la oferta (1803) y, a cambio, incluyó al hijo del pintor, Javier, en la nómina de la Real Casa. 
Los comentarios manuscritos se guardan actualmente en el Museo del Prado y en la Biblioteca Nacional; son estos: La fantasía, abandonada de la razón, produce monstruos imposibles; unida con ella es madre de las artes y origen de las maravillas [El Prado]. Cuando los hombres no oyen el grito de la razón, todo se vuelven visiones. [Biblioteca Nacional]. 
En el grabado de invención, Goya podía expresarse libremente al igual que ocurría con aquellas pinturas que nacían sin ser obra de encargo y Goya sabía el potencial que encerraba el grabado como técnica artística, método de enseñanza y medio de difusión de su obra. Es la forma más directa y democrática de conectar con sus contemporáneos, con lo que logra sacar al grabado del anquilosamiento que sufría en el siglo XVIII.
Goya es una de las grandes figuras del grabado, no sólo por razones técnicas sino también por razones temáticas. Nuestro artista domina todas las técnicas de grabado de su época: el aguafuerte, el aguatinta, la punta seca, llegando a converger varias de estas técnicas en una misma estampa. En 1825, con setenta y nueve años, experimentó con una técnica nueva: la litografía.
Realizará otras tres series de grabados: Los desastres de la guerra (1810-1815), La tauromaquia (1816) y Los disparates (1824-1825).

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