viernes, 18 de marzo de 2011

Goya: La maja desnuda

Obra: La maja desnuda
Autor: Francisco de Goya y Lucientes (1746-1828)
Fecha: XVIII segunda mitad (antes de 1800)
Estilo: Neoclásico
Técnica:
Óleo sobre lienzo

La conocida como Maja desnuda es un retrato de cuerpo entero de una joven mujer recostada plácidamente en un diván de terciopelo verde con almohadas y colcha que mira directa y fijamente al observador. Más tarde formará pareja con la conocida como Maja vestida. 
Hay varias circunstancias que han rodeado a esta tela y que han aumentado los comentarios en su entorno. 
Por la fecha de composición estamos en pleno neoclasicismo, por lo que es una pintura claramente neoclásica, pero que tiene novedades interesantes. Así, la figura representada desnuda no es ninguna imagen divina o mitológica que justificara el desnudo, sino una mujer normal de carne y hueso, una imagen moderna. Es también audaz la expresión picaruela del rostro y la actitud corporal de la modelo, que parece sonreír satisfecha y contenta de mostrar sus gracias. Y por si fuera poco, el centro del cuadro coincide con su pubis, que aparece, por primera vez en la pintura universal, con vello. La chica, con la espalda sobre una almohada, marca sus separados senos al retraer los brazos y coloca las piernas elegantemente. Presenta un cierto sonrojamiento en sus mejillas, muy atrayente al combinarse con el descaro y desparpajo con que posa. 
Se ha comentado, y no deja de llamar la atención del espectador, la posición de la cabeza, algo forzada en relación al cuerpo, como si su cuello no presentase una postura natural y relajada. 
¿De quién se trata? Se ha especulado con que la figura represente a la Duquesa de Alba, María del Pilar Teresa Cayetana, a quien Goya estaba unido desde que enviudó ésta y se trasladaron juntos a Sanlúcar de Barrameda, aunque el rostro no corresponde con el de las Majas. 
Podría tratarse de un rostro estereotipado, como hacía en los cartones para tapiz, para que no fuera reconocida. La postura provocativa de la Maja, con una mirada pícara y atrayente, podría incluso sugerir que se tratara de una prostituta de alto postín, que se ofrece al mejor postor. 
Se ha pensado también con que la retratada fuera Pepita Tudó, entonces amante y, más tarde, esposa de Godoy. ¿Quién encargó esta obra? Siguen las incógnitas, pero lo que sabemos es que en 1800 está, junto con su compañera la Maja vestida, en el gabinete de Godoy. 
Goya fue llamado en noviembre de 1814 por el Tribunal de la Inquisición para saber quién era la dama y para quién la había pintado, pues consideraba a ambas como "pinturas obscenas". No sabemos qué contestó Goya, pero el asunto fue sobreseído. Parece ser que altas instancias (Godoy, el Cardenal Luis de Borbón o el propio Fernando VII) pararon la instrucción. 
La precisión del dibujo que Goya realiza en la figura, el predominio de una gama cromática fría, la pincelada de gran perfección académica, son elementos neoclásicos. Lo mismo se puede decir del cuidado tratamiento de las carnaduras y de los sombreados, así como el juego de verdes con blancos y rosados. Para destacar el cuerpo, de gran luminosidad y que contrasta con el resto del ambiente, del fondo liso, la hace reposar sobre un canapé de terciopelo verde. En cambio, las pinceladas de las almohadas y de las sábanas son mucho más sueltas y abocetadas. 
Aparte del diván y la maja, no existe nada más; el fondo es neutro, en tonos pardos, y no nos permite ni distraernos ni identificar ninguna otra cosa. Y finalmente, podemos hacernos una pregunta: ¿por qué o para qué pintó dos cuadros del mismo personaje?

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